La maleza y, en algunos casos, hasta pequeños árboles van cubriendo en ciertos tramos las dos gruesas tuberías verdes que corren por el valle del río Carrizal, desde la represa La Esperanza, en la parroquia Quiroga, cantón Bolívar, hasta los campos de Calceta, Tosagua y Chone.

Aquellos arbustos impiden ver gran parte de las 62 roturas y otros daños que, en su tiempo, detectó el Gobierno Provincial de Manabí (GPM) en el sistema de riego Carrizal-Chone, que resultó afectado por el terremoto del 16 de abril de 2016.

Según un informe de Aldo Vásquez, en julio de 2016 director del Departamento de Riego y Drenaje del GPM, las dos fases del sistema Carrizal-Chone fueron severamente afectadas en los 10 km del tronco común de la tubería de polietileno reforzada con fibra de vidrio, en donde además se registraron hundimientos de suelo en ciertos sectores, desacople del ducto y de los puentes que sostienen tramos de este.

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Desde el terremoto, este sistema que abastecía con riego a unas 6.000 hectáreas de Calceta, Tosagua y Chone, está sin operación y casi en el olvido.

El GPM tiene la competencia del sistema Carrizal-Chone, no obstante, sus autoridades dicen que no tienen los recursos. Joab López, actual director del Departamento de Riego y Drenaje del GPM, señala que este organismo realizó un estudio, que incluyó robótica, y se determinaron los puntos álgidos de daños e indicadores para reparar las múltiples afectaciones.

La inversión para reparar el sistema total será de $ 15,8 millones, los que el GPM ha solicitado al Gobierno y que serían destinados a través de las cuentas del Comité de Reconstrucción, asegura el funcionario.

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“En la actualidad, no podemos funcionar, están rotas las dos tuberías, no podemos pasar agua por tubería, está completamente colapsado”, sostiene López.

Así, todo depende del Comité de Reconstrucción, que hasta hace tres semanas estaba supervisado por el vicepresidente Jorge Glas, quien en su informe de labores solo citó generalidades, pero no detalló lo que se ha hecho por la recuperación económica de los agricultores, proveyéndoles el regadío que era un alivio en sus campos.

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Este Diario pidió una entrevista sobre este y otros temas con el secretario de Reconstrucción, Carlos Bernal, hace tres semanas; hace once días también se envió un listado de preguntas. No ha habido respuesta. Esa que esperan los agricultores.

“De septiembre para adelante es la seca y ahí tenemos problemas con el cacao, con el verde (plátano) y el pasto para el ganado”, refiere Juan Vélez Zambrano, agricultor de la parroquia Canuto.

En Arrastradero, en el norte de Calceta, las tuberías de los finqueros están abandonadas y la preocupación de los labriegos vuelve en este verano. Ya la experimentaron el año pasado. Más crítica es la sequía veraniega en zonas de Tosagua, donde sin regadío no hay producción, refiere un campesino.

A falta del sistema, la opción es la excavación de pozos y el uso de bombas, dice Miller Mendoza Macías, de Arrastradero. “La gente está fregada”, sostiene este agricultor. (I)

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Solución
Tubería. El estudio elaborado por la Prefectura señala que en el Carrizal-Chone se necesita volver a empatar las tuberías, colocar válvulas nuevas, constatar los puentes, reconformar el suelo que se hundió y arreglar ciertos tramos. (I)

En casi todas las fincas teníamos riego por aspersión, cuando funcionaba el proyecto. Hoy hemos debido sacar las bombas y hacer riego manual”.María Moreira, Del sector Arrastradero