Tenía un año y cuatro meses consumiendo la droga conocida como hache (heroína mezclada con otras sustancias). Había intentado dejar el 'vicio' varias veces, pero los dolores en los huesos y el malestar que le dejaba la ‘monada’, como llaman al síndrome de abstinencia, lo hacían recaer.

Alexandra Arteaga lo contó ayer sollozando, al salir del Laboratorio de Criminalística y Ciencias Forenses, donde tramitaba el retiro del cadáver de su hijo, Carlos Villamarín, de 36 años. “Las drogas me lo mataron”, dijo la mujer entre lágrimas, al afirmar que esa sería la causa por la que el hombre se habría suicidado.

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Arteaga salió a trabajar como de costumbre en un comedor la mañana del viernes y al regresar a su casa, a las 15:00, lo encontró colgado con un cabo de una viga del techo del dormitorio, en la 32 y Camilo Destruge, en el suburbio de Guayaquil.

“Él se despidió de mí como siempre, me dijo que vaya nomás a trabajar. No sabía lo que iba a hacer”, expresa la madre sorprendida por la decisión que tomó su hijo, quien no dejó ninguna carta ni le habría dado señal de estar deprimido. Solo le contaba que le dolían muchos los huesos cuando dejaba de consumir la droga.

Era soltero y se dedicaba a trabajar pintando casas. Él aportaba en el hogar y costeaba el consumo de estas sustancias. Lo velarían en la noche, en la 31 y García Goyena. (I)