Este feriado ha sido aprovechado por cientos de turistas lojanos, de otras regiones del Ecuador y norte del Perú para visitar el santuario de El Cisne, donde se encuentra la imagen de la Virgen María en la advocación de la Virgen de El Cisne, más conocida por los lojanos y ecuatorianos como la Churonita.

Son 70 kilómetros de distancia los que separan la capital provincial del santuario, al cual los romeriantes llegan por una vía sinuosa pero asfaltada y en buenas condiciones.

Para arribar al sitio usan el transporte público, autos particulares que son estacionados en playas cercanas al santuario o simplemente llegan caminando a manera de penitencia por favores recibidos o para pedir alguna intervención divina.

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El pequeño caserío se viste de gala y es aprovechando por decenas de comerciantes que ofrecen toda clase de artículos que van desde bocaditos hasta ropa y por supuesto los de carácter religioso, como estampas, rosarios, velas, cuadros, imágenes talladas o esculpidas, según el requerimiento o el gusto de los clientes.

En estos días se ha observado el arribo de devotos de todas partes del país, ecuatorianos residentes en otros países y especialmente azuayos y habitantes de la zona norte del Perú, quienes demuestran su devoción a la Virgen con varios actos programados con anticipación, entre los que se pueden mencionar bailes, danzas y serenatas.

En medio del programa también existen visitantes que hacen la promesa de llegar en familia o con toda una comunidad todos los años para rezarle a la Virgen.

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En la estrecha carretera es común ver varios devotos caminando desde San Pedro de la Bendita para cubrir un trayecto de 18 kilómetros hasta El Cisne; incluso, muchos de los azuayos llegan en sus bicicletas luego de dos días de trayecto.

Edwin Quezada junto con sus familiares han acudido, al igual que decenas de familias, hasta el santuario. Él dice que es un paseo que deberían repetir, “Se viene, se reza, se agradece por todo: por el trabajo, la salud, por la vida. Luego se come, se pasea y se regresa uno aliviado”, comenta satisfecho.

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Las autoridades locales han coordinado acciones para ayudar a los romeriantes a llegar hasta el santuario y que retornen con todas las medidas posibles de seguridad, en las que participan la Cruz Roja, la Policía Nacional, agentes de tránsito, la diócesis lojana y la comunidad, que colabora para un normal desarrollo de las actividades turísticas religiosas.

Se esperaba la presencia de miles de romeriantes tomando en cuenta que es el último día que la imagen venerada estará en su altar, pues el próximo 17 de agosto será llevada en hombros por sus fieles hasta la ciudad de Loja, en un trayecto de cuatro días en los que se verá, como todos los años ocurre, la mayor demostración de fe que existe en el sur del país. (I)