En una de las calles aledañas al barrio Garay, en el suroeste de Guayaquil, un local cedido por la fundación Garza Roja, que dirige Ramón Sonnenholzner, sirve de estudio y refugio de un tesoro musical creado desde la genialidad del ecuatoriano Schubert Ganchozo.

Tiene 55 años y todos, afirma, los ha dedicado a la música. Es la tercera generación de su familia que vive en medio del arte, en su caso, entre acordes, melodías, coplas, amorfinos y ritmos nacionales.

Desde hace aproximadamente 13 años, la caña guadúa, variante endémica del bambú en Ecuador, se ha transformado en las manos de Ganchozo en instrumentos musicales, piezas que ha reinterpretado y que a su vez dieron origen, según afirma, a la primera orquesta de caña guadúa del país, Macolla.

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“Macolla quiere decir muchos tallos que nacen de una misma raíz. Esta orquesta se estrenó en el 2005, con todos sus instrumentos de bambú, ya para el 2008 teníamos cerca de 135 instrumentos”, dice el también arqueólogo.

Bambú Ensamble, Bambú Trío y Bambú Dúo son las demás formaciones musicales que conforman Ganchozo con otros músicos vinculados a las tonalidades ecuatorianas.

El arquitecto Jorge Morán, relata, fue quien lo introdujo en el mundo de la caña. “Desde un principio comencé a hacer investigaciones sobre la etnomúsica y la arqueomúsica del Litoral ecuatoriano”, sostiene.

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Fue cerca del año 2000, después de un fallido uso de sintetizadores en un concierto, que Ganchozo cuestionó el uso de la tecnología para hacer arte.

“Nosotros los ecuatorianos no debemos depender de tecnologías (...), sino más bien comenzar a investigar y a trabajar sobre nuestras propias materias primas y tecnologías para desarrollar música, instrumentos y pensamientos musicales propios”, recalca.

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Caimaringuas (por la forma de caimán), iguaringas (de iguana) y calinguas (calimbas) son marimbas a las que dio nueva presentación, así como el cajón y bongó compacto, guitarras triple mástil o Diablo Huma, como denominó a estas piezas que ha creado y que ahora lo llevan, junto con su sobrino Isaac Ganchozo, a representar al país en un festival de música en Argentina, del 16 al 26 de agosto. “Está bien crear una orquesta de bambú, propia, nuestra, lo más importante que toque nuestra música y también sea la portadora del material guadúa, sino del pensamiento y la vida de ser ecuatoriano”, afirma.

Yo como músico sueño en el futuro, yo creo que la función de estos instrumentos es dotar a los músicos ecuatorianos del futuro con herramientas para poder sobrevivir en este mundo de la globalización en el futuro”.Schubert Ganchozo, Músico

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