En sus seis meses como presidente de EE.UU., Donald Trump no ha conseguido ninguna victoria legislativa en el Congreso, aun cuando los republicanos controlan la Casa Blanca, el Senado y la Cámara de Representantes. Se esperaba que el líder lograra cambios rápidos en salud, impuestos y gasto en infraestructura.

El mandatario sufrió una humillante derrota en el Senado con la reforma sanitaria, las rivalidades que minan a sus colaboradores toman luz pública y el escándalo con Rusia envenena su mandato.

En el último revés, el asediado multimillonario vio cómo tres senadores oficialistas torpedearon meses de esfuerzo y siete años de promesas republicanas de terminar con el Obamacare. Fue el veterano senador John McCain, héroe de la guerra de Vietnam, diagnosticado con cáncer cerebral, quien acabó con las últimas esperanzas.

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A las 01:29 de ayer, McCain se adelantó y tendió la mano. Tras haber hecho durar el suspense un instante, como un emperador romano que ostenta el poder de salvar la vida de un gladiador en la arena, la sentencia cayó: el pulgar señaló hacia abajo: “No”.

“Tres republicanos y 48 demócratas abandonan el pueblo estadounidense. Como dije desde el principio, que Obamacare implosione y luego negociamos”, dijo Trump en Twitter.

El mandatario se ha quejado de que los republicanos en el Congreso no logran superar sus divisiones internas para derogar el Obamacare, pero él mismo no ha ofrecido una legislación, ni una guía clara de qué querría hacer en cuanto al reemplazo de la ley.

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Pero las maniobras políticas en el Congreso dieron paso además a un extraordinario muestrario de luchas intestinas en la Casa Blanca. Para complicar aún más la vida a Trump, el Senado aprobó, casi por unanimidad, sanciones contra Rusia por haber interferido en la última elección. La medida pone al mandatario ante la disyuntiva de aplicar esas medidas a Rusia, país con el que buscaba mejorar relaciones, o asumir el costo político de un veto. (I)