El ejército israelí envió ayer más tropas a Cisjordania y colocó a sus fuerzas en alerta máxima, un día después de que un palestino mató a puñaladas a tres miembros de una familia israelí y se produjeron nuevos enfrentamientos entre israelíes y palestinos derivados de las tensiones por un disputado lugar sagrado de Tierra Santa, en Jerusalén.

El padre del atacante palestino de 20 años dijo creer que su hijo estaba furioso por la muerte de varios palestinos y que habría querido proteger el “honor” del sitio sagrado de Jerusalén. El palestino había escrito en Facebook que planeaba vengarse de lo que calificó de “profanación” israelí en el complejo religioso, conocido como Monte del Templo entre los judíos y Noble Santuario para los musulmanes.

El ministro israelí de Defensa, Avigdor Lieberman, visitó el lugar del ataque, el asentamiento israelí de Halamish, y conversó con los comandantes principales. Lieberman dijo que la casa del atacante sería demolida rápidamente. Pidió al presidente palestino, Mahmud Abás, que condene lo que dijo ser una “masacre”.

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El lugar, que ya ha generado tensiones anteriormente, es considerado sagrado por las dos religiones y está en el centro de las nuevas tensiones, que se avivaron la semana pasada después de que atacantes árabes efectuaran disparos desde el recinto, matando a dos policías israelíes.

Israel respondió instalando detectores de metales en las puertas del complejo amurallado de 15 hectáreas (37 acres), presentándolos como medidas de seguridad necesarias para prevenir nuevos ataques.

Los musulmanes alegan que esta medida forma parte de una campaña de Israel para ampliar su control sobre el lugar, que es administrado por musulmanes, y convocaron protestas masivas. Las autoridades israelíes rechazan estas acusaciones.

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El viernes, varios miles de palestinos se enfrentaron con las fuerzas de seguridad israelíes en Cisjordania y Jerusalén tras las oraciones de mediodía, el punto álgido de la semana religiosa de los musulmanes.

Los enfrentamientos del viernes despertaron el temor a que se intensifique la oleada de violencia que sacude a Israel y los Territorios Palestinos desde octubre del 2015 y que ha costado la vida a 287 palestinos, 47 israelíes. Ya en días pasados tres colonos judíos habían muerto en la zona. (I)