Los habitantes de una comunidad en la ciudad de Toronto (Canadá) necesitaban una escalera para bajar una pequeña pendiente en un parque. El Ayuntamiento estimó que la obra costaría unos $65.000. 

Los trámites burocráticos que se tenían que seguir hicieron que la obra se torne en una larga espera para su levantamiento. Por ello Adi Astl, un ciudadano jubilado, decidió tomar cartas en el asunto y levantar la obra con solo $550 de presupuesto. 

Ahora las escaleras están disponibles gracias a la gestión de Astl, pero el Ayuntamiento dice que esto está mal, pero no la obra en sí, sino el proceder del jubilado, argumentando que se saltó todo el procedimiento legal para hacer las escaleras. 

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La ciudad indicó que Astl debía haber esperado a que los funcionarios municipales resolvieran el problema. 

El alcalde John Tory reconoció la absurdidad de las estimaciones del Ayuntamiento sobre el costo de las escaleras, pero dijo que eso no exime a los ciudadanos que no respetan los estatutos municipales para construir estructuras públicas. 

Por esto las escaleras de Astl corren el riesgo de ser derribadas para dar paso a las que construirá el Cabildo. (I)