Con sus padres y ocho hermanos llegó al Puerto Principal a los 9 años desde su natal Cuenca. Aquí ha estado 62 años de su vida colaborando en parte de la transformación de la ciudad, en la construcción de avenidas, vías, puentes y túneles, según él, pavimentando más de 2 mil kilómetros.

Era pequeña y menos movida, recuerda Jorge Berrezueta, director de Obras Públicas municipal, sobre la ciudad a su llegada. La calle 6 de Marzo para Ayacucho hacia el sur era toda “de tierra”; dirigirse al sector del aeropuerto era viajar “para el campo” y los buses por el centro iban cargados de usuarios que se bajaban “al andar”, recuerda el ingeniero que se graduó en el colegio Aguirre Abad.

Mientras hoy supervisa los trabajos en El Limonal desde donde sale el puente que unirá Guayaquil con Samborondón, cuenta que en la U. de Guayaquil le tocó hacer un trabajo de estudio del hormigón del primer puente. Luego de varios años, finalmente entró al Cabildo, donde continúa hasta hoy.

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“Es muy significativo para mí eso”, resalta varias veces sobre las obras que ha podido realizar y que están en la lista de obras y sitios preferidos, como la Orellana, las Américas, Abdón Calderón, vía a Daule, autopista Narcisa de Jesús. Guarda especial cariño a los túneles.

Mientras la tarde del martes 18 decenas de autos salían y entraban a los túneles del centro, rememora que estuvo tras el proceso de selección de los consultores hasta la inauguración del proyecto, que en el nuevo siglo conecta el centro con la av. Pedro Menéndez, en el norte.

Justamente ese es uno de sus sitios predilectos de la ciudad, que este mes cumple 482 años de proceso fundacional. Se vienen recuerdos de cómo era esa zona, junto al monumento del mono, barrio Las Peñas y Puerto Santa Ana. “Lugar que antes uno no pensaba ni en subir, ahora se disfruta con tranquilidad, con la regeneración del barrio ha quedado espectacular”, comenta y agrega que el guayaquileño es un ser alegre y “amante de su ciudad”.

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Berrezueta gusta de observar la imponente fuente luminosa del Malecón del Salado, los jardines y estero en el puente Zig Zag o beber una cerveza helada en el malecón Simón Bolívar viendo el “precioso andar” de la ría. Resalta la sazón manaba de su esposa, Míriam Vélez, y de sus huecas favoritas, el caldo de salchicha de Yulán o la bandera pascualeña de La Canoa.

Cuando entró al Cabildo, hace 25 años, confiesa que llegaban visitas y los llevaba a Salinas, por la escasez de sitios turísticos en la urbe. Ya la oferta es múltiple, asegura.

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De su niñez, Berrezueta añora que vivió en varios sitios del centro. En las calles Primero de Mayo y Pedro Moncayo tuvo al parque Centenario de “patio grande”. “Éramos ocho hermanos, con los cuatro varones jugábamos al columpio, había una laguna, hacíamos carreras”, recuerda.

Con su celular aprovecha para tomar una foto de los edificios de Puerto Santa Ana y señala que de la orilla salían las gabarras a Durán y Samborondón hace muchos años . “Todo era pampa”, recuerda y asiente que ve cerca su retiro. (I)

Este lugar (salida de los túneles) tiene un significado especial, hay muchos recuerdos. Estuvimos en la inauguración, cuando se rompieron los dos lados del túnel, luego el fin y la inauguración. Jorge Berrezueta, director de OO. PP. del Municipio.