Del sitio Badeal, de la parroquia San Antonio, era Rodolfo Aladino M. S., de 25 años, señalado por la Policía Nacional como el principal sospechoso del triple asesinato de las mujeres cubanas, suscitado la madrugada del lunes en el segundo piso de un departamento en la parroquia El Quinche, en Pichincha.

“Él no fue mi nieto, fue como un hijo para mí”, fueron las palabras que repetía María Rosa M. C., abuela del supuesto autor del crimen, quien luego del suceso se habría suicidado.

Llorando relató que su nieto la llamaba todos los días. Ella no cree que él haya cometido el crimen de las cubanas. Aduce que Lalito, como le decían de cariño, fue una víctima del asesinato del cual se lo culpa.

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Ella contó que Lalito era tranquilo y que desde hace unos tres años se fue a Quito, en busca de mejores días, para ayudar a su familia: a su mamá, a sus dos hermanas. Dijo que él era novio de Lázara G. R. (una de las mujeres asesinadas). La joven estuvo hace unos meses en Badeal, parroquia San Antonio.

El joven estudió hasta quinto curso y dejó los estudios cuando tuvo inconvenientes con un profesor, contó. En Quito trabajaba como controlador de una unidad de bus urbano.

Un pariente que omitió su nombre afirmó que el joven tenía un carácter muy difícil, ya que reclamaba cuando alguien lo miraba por mucho, sobre todo cuando bebía. Por ello sus amigos lo evitaban, agregó.

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La Policía Nacional y las autoridades investigan el triple asesinato de las cubanas, que se habría originado tras una pelea del joven con su pareja. (I)