Se embarcaron al pie de la Torre Morisca o Torre del Reloj, en la avenida Malecón y 10 de Agosto, diagonal a la majestuosa edificación donde funciona la Alcaldía de la ciudad. El cielo comenzó a palidecer, a mezclarse con otros tantos tonos mientras las luces de la bella Guayaquil comenzaban a encenderse para dar paso a la noche, fría en estos últimos meses, y con una brisa envolvente cuando se camina o transita cerca del manso Guayas.

Reporteros e invitados acompañaban a Doménica Tabacchi, vicealcaldesa de la ciudad, en este recorrido nocturno, para –como dijo– redescubrir y enamorarse de la Perla del Pacífico y de sus atractivos. Esa noche el protocolo se rompió. Ella tomó el micrófono e hizo de guía de sus invitados.

Relató sobre la construcción, datos históricos y cambios de los espacios que se recorrieron como el Malecón Simón Bolívar, el Hemiciclo de la Rotonda, La Perla, número de visitantes de estos espacios, regeneración urbana, entre otras tantas temáticas.

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Las paradas obligatorias servían para las selfies, transmisiones en vivo, instamoments y boomerangs en los celulares de los asistentes, que las compartían en redes inmediatamente.

El paseo continuó por el cerro Santa Ana, el barrio Las Peñas, los túneles del cerro del Carmen, la escultura del mono machín, hasta llegar al movido Puerto Santa Ana, nuevo sitio de esparcimiento nocturno.

Guayaquil sedujo esa noche. Envolvió con su atractivo los ojos de quienes en ese recorrido se volvieron a enamorar de la ciudad que descansa y se levanta a lo largo del río. (E)