La Medicina es el mundo en el que se desenvuelve la familia Gilbert. Un legado de servicio heredado por el doctor Abel Gilbert Pontón, que se mantiene vigente día a día en la clínica Guayaquil, hoy en funcionamiento en una infraestructura asentada desde hace más de 70 años en el barrio Rocafuerte, desde cuando había lodo y la ciudad era pequeña.

La inauguración del edificio se dio en diciembre de 1942, pero la historia de la clínica se inició mucho antes, el 12 de abril de 1919 cuando Abel Gilbert la fundó en la esquina de Pedro Carbo y Clemente Ballén, otro sitio céntrico de la urbe.

Su estructura era de madera y una réplica de la primera placa que tenía en su fachada está aún en la sala de ingreso de esta clínica de especialidades, ubicada en las calles Padre Aguirre y Córdova. “Operaciones de urgencia a cualquier hora del día o de la noche”, dice allí.

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La clínica, dirigida por el cirujano Roberto Gilbert Febres-Cordero, nieto de Abel Gilbert, es una de las entidades reconocidas en la ciudad, que este mes cumple 482 años de proceso fundacional. Cirugías cardiovascular, laparoscópica, general; hemodinamia e intervencionismo cardiovascular, neurointervencionismo, gastroenterología y endocrinología están entre las especialidades que ofrece la clínica, cuyo lema es “Ganando corazones”.

Pacientes de diferentes partes del país acuden, ya sea derivados por instituciones públicas o privadas, o particularmente. Muchos en busca de curar sus dolencias cardiacas.

Durante el 2016 se dio atención a 6.505 personas y en lo que va de este año a 3.456.

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Según datos estadísticos, anualmente se realizan 116 cirugías cardiacas al año, entre otras intervenciones.

Con el pulgar levantado, el agricultor Nelson Villacís (60 años), quien llegó derivado del hospital del IESS de Quevedo, responde a la pregunta de cómo se siente. El lunes fue sometido a un cambio de la válvula aórtica. Ya en el área de recuperación cardiovascular de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) califica 20 sobre 20 la atención de los médicos.

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La clínica cuenta con equipamiento tecnológico en sus siete salas, cinco quirófanos, tres salas de cuidados intensivos y otras áreas. En una pausa Roberto Gilbert recuerda la frase que su abuelo pronunciaba, que sus manos “no le pertenecían del todo, que eran del pobre que era el más necesitado, y del rico cuando las pagaba”.

Señala que esa es una filosofía que la heredó primero su padre, el doctor Roberto Gilbert Elizalde (director de la clínica de 1950 a 1999) y que la siguen las generaciones de Gilbert.

De su abuelo destaca el gusto por la educación física, de la cirugía y del servicio comunitario. De su padre, que realizó sus estudios de Medicina en Estados Unidos, resalta que fue un adelantado de su época.

Durante sus 98 años de operación, la clínica destaca por ser pionera en muchas cirugías. Lo recuerda Roberto Gilbert como el primer trasplante de manos en el mundo en 1969, realizado por su padre; el primer riñón artificial, la primera anestesia de intubación endotraquial, la primera vesícula laparoscópica en Guayaquil que él hizo a inicios de los 90, entre otros múltiples trabajos quirúrgicos. (I)

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El dato
Especialidad

Tecnología
El Departamento de Hemodinamia cuenta con dos salas en las que se realizan los estudios de corazón, cateterismo cardiaco, implantes de marcapasos, desbloqueo de arterias. El servicio es de 24 horas al día.

La Medicina es mi vida, mi pasión, es mi hobby, y trato de emular a estos dos grandes, Abel Gilbert Pontón (abuelo) y Roberto Gilbert Elizalde (padre). No soy de ese lote, ellos fueron superiores.Roberto Gilbert Febres-Cordero, cirujano jefe de la clínica Guayaquil