Un colorido retrato de Juan Pueblo le tomó a Oswaldo Plaza unos 40 minutos plasmarlo en la piel de Enrique Coello. Él pagó $ 50 para que esta caricatura quede grabada en el cuerpo como “un homenaje” a la ciudad.

Plaza compartió tres días con 256 artistas que participaron desde el viernes hasta ayer en el Tatoo Fest Guayaquil 2017, que se realizó en el Palacio de Cristal.

El artista local elaboró unos 25 de los cerca de 1.000 tatuajes que se realizaron durante esta cita que trajo a exponentes extranjeros.

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Lalo Yunda y su pareja, Melody, reconocidos artistas de este género en Estados Unidos, estuvieron allí. Una hora de su trabajo no cuesta menos de $250. Sus piezas se cotizan entre $ 8.000 y $ 12.000 y le toman en promedio 15 horas.

Enrique Coello optó por tatuarse el rostro del alcalde Jaime Nebot. Completar el tatuaje tomó al artista orense Leodán Celi algunas horas.

Con este trabajo buscaba un lugar en el concurso, que al final del evento premiaría al mejor tatuador.

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Frases, las fechas importantes, personajes mitológicos y fantasiosos, rostros de familiares perdidos estaban entre los grabados realizados en la piel.

Andrés Palacios se tatuó ayer el rostro de su hijo que perdió, mientras su esposa se plasmó en el brazo izquierdo la huella del recién nacido.

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Frente a la camilla de la pareja estaba Carlos Moreira, a quien el tatuador Julio César Martínez le dibujaba la reina egipcia Nefertiti.

Completar este tatuaje iba a tomarle a Martínez unas ocho horas en total y por este trabajo cobraría $ 500, cifra que según él era la mitad del costo real.

Este espacio fue también aprovechado por algunos artistas locales para aprender nuevas técnicas en los talleres con reconocidos artistas.

Además, se eligió la noche del sábado a la reina de los tatuadores. La brasileña Clarice Filtz, de 32 años, se llevó la corona por tener el 70% del cuerpo lleno de piezas artísticas.

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Otra de las novedades que llamó la atención de los asistentes fue el show de motos clásicas afuera del recinto y el espectáculo de Suspensiones Corporales entre fuego y luces que realizaron algunos extranjeros.

La cita, a la que acudieron cerca de 4.500 personas, según Rafael Arteaga, coordinador del festival, contó con el aval del Municipio de Guayaquil. (I)