Aprovechaban cuando en las dos últimas horas de clase los docentes se ausentaban, por cuestiones propias de trabajo, para salir más temprano.

En aquel entonces, en grupos de amigos del bachillerato se dirigían del colegio Javier, en el kilómetro 5,5 de la avenida del Bombero, hacia Urdesa, al cine Maya, en la calle Dátiles y av. Las Lomas, para ver dos películas por función, tal como se acostumbraba en el Guayaquil de antaño.

Martín Cucalón de Icaza, primer jefe del Cuerpo de Bomberos de la ciudad (10 años), recuerda que entre 1975 y 1980 el sector de Urdesa, en el norte, era netamente residencial, pues el comercio no había alcanzado el desarrollo actual.

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Sin embargo, reseña, al ir al cine o al salir de alguna de las funciones, una de las paradas habituales era en el local de hamburguesas Súper Burguer (hoy Burguer King).

A sus 51 años de edad, Cucalón, padre de cuatro varones, cuenta que esa era una de las actividades que más disfrutaba en su época colegial, en la que pasear por los espacios públicos guayaquileños era más seguro que actualmente, cita.

Hincha de Barcelona, asistir al estadio Monumental, inaugurado en 1987 en la zona aledaña al estero Salado, era otra de sus aficiones en la urbe porteña que también evoca.

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Ahora, uno de sus sitios de esparcimiento preferidos está ligado a la vocación que heredó de su padre, Genaro Cucalón. Se trata del Museo del Bombero Ecuatoriano Félix Luque Plata, ubicado en las faldas del cerro Santa Ana.

Allí, comenta, reposan piezas valiosas (motobombas antiguas, sistemas de combate contra incendios) que retratan la evolución de la ciudad. “Es el único edificio de Guayaquil que todavía existe en un estado original”, manifiesta él.

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En el sitio operó la primera planta proveedora de agua, que se inauguró el 1 de enero de 1905 y funcionó como tal hasta la década del 70.

A más de recorrer por el centro del Puerto Principal, por el barrio Las Peñas y el Malecón Simón Bolívar, el jefe bomberil gusta de los paseos fluviales por el golfo de Guayaquil, donde también pesca.

El río, considera, es uno de los grandes patrimonios que tiene la urbe porteña, que en este mes celebra 482 años de proceso fundacional.

“Uno ve una ciudad limpia y ordenada, que va avanzando poco a poco”, dice Cucalón, quien también es empresario.

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Agrega que del aspecto gastronómico de la ciudad sus platillos favoritos son el seco de chivo y el cebiche mixto que consume en el local La isla del Marisco, en La Garzota.

Guayaquil es una ciudad que ha tenido que renacer muchas veces por las pestes, la invasión de los piratas (...) Y si no hubiera sido por su propio esfuerzo la ciudad no fuera lo que es hoy'.Martín Cucalón, jefe del Cuerpo de Bomberos de Guayaquil

(I)