Álvaro Vargas Llosa ha sido el encargado de reunir a un puñado de intelectuales para analizar en el libro "El estallido del populismo" (Editorial Planeta) el auge y las consecuencias de esta oleada política. En esta entrevista con EL UNIVERSO, el escritor y periodista alerta sobre este fenómeno que amenaza con socavar las libertades de los ciudadanos.

Pregunta: ¿Por qué el populismo ha sido un peligro y ahora lo es aún más?
Respuesta: Porque allí donde ha gobernado ha debilitado al Estado de Derecho y a la democracia, en algunos casos la ha destruido; y, ha dejado una herencia económica nefasta. En la América Latina de los 80’s o de hoy, hay casos flagrantes, como los hubo en la Europa de los años 20 y 30.

Uno de los rasgos distintivos de este fenómeno es la presencia de un caudillo. En el caso de Ecuador, ese líder (Rafael Correa) ya no está en el poder. ¿Ve a Lenin Moreno capaz de perpetrar aún más el populismo en este país?
Dependerá de si Lenin Moreno preserva la herencia política y económica de Correa o no. Todavía no está del todo claro, pero lo que sí es seguro es que Correa lo va a intentar y va a utilizar su influencia sobre la bancada parlamentaria de Alianza País para presionar al Presidente. La diferencia es que hoy no hay una economía que pueda soportar mucho populismo y hay medio país que claramente rechaza la herencia de Correa. U hoy, incluso, más de la mitad. Eso significa que si Lenin Moreno trata de mantener la línea de su antecesor va a arruinar su Presidencia muy rápidamente.

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Desde su óptica, ¿cuál es el legado que ha dejado Rafael Correa?
El legado de Correa es el de una democracia de muy baja intensidad, por el enorme abuso y concentración de poder que se dio durante su presidencia; y, el de una economía golpeada por el populismo, cuyo espejismo duró mientras los precios del petróleo fueron altos. También, al parecer, hay un legado de corrupción importante relacionado con esa administración.

¿Por qué en países donde ha calado el populismo cuesta tanto que se consoliden verdaderas fuerzas de oposición que puedan hacerle frente?
Porque el populismo tiene un atractivo en gente desesperada o temporalmente afectada por una crisis; y, porque el discurso del corto plazo suele ser muy tramposo y frente a él la oposición está en desventaja. Pero el populismo siempre fracasa y cuando lo hace la gente le da la espalda. Pasó en Argentina con Kirchner y en Brasil con Dilma. También en Ecuador donde la oposición sacó la mitad de los votos, por lo menos, a pesar de que todo el poder del Estado lo tenía en contra.

¿Cómo podrá la sociedad estadounidense sobrevivir a Trump?
El populismo de Trump choca en algunos casos con las instituciones de la democracia estadounidense, que son fuertes y están haciendo su trabajo. Cuando hay una democracia sólida e instituciones fuertes, además de una ciudadanía alerta, como sucede en Estados Unidos, se puede frenar por lo menos parcialmente a un gobernante populista. El partido, el Congreso, los jueces y otras instituciones ya lo han demostrado en estos meses.

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¿Se está erigiendo Alemania, por tanto, como el custodio de los valores liberales?
Claramente Merkel, y Alemania en general, es la figura más importante en el lado de los gobernantes de países desarrollados con valores liberales. Pero Alemania no puede reemplazar a Estados Unidos todavía como líder del mundo libre, de manera que por ahora la función de Merkel será la de "custodiar" los valores liberales a la espera de que Washington regrese a su lugar y sus responsabilidades.

¿Hay salida para la situación extrema que está afrontando Venezuela? ¿Hasta dónde va a llegar Nicolás Maduro?
Sólo hay una: que un sector gravitante del chavismo le dé la espalda a Maduro y negocie con la oposición una salida democrática. Sin eso, es imposible porque quienes tienen las armas y están dispuestos a usarlas tienen toda la ventaja frente a una población inerme.

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Tomando en cuenta la situación del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), ¿qué futuro le augura a Podemos que es muy afín a la corriente populista?
Podemos no está en condiciones de ganar las elecciones pero sí de forzar al PSOE a radicalizarse o a adoptar una postura populista. Dependerá de Pedro Sánchez, que acaba de ser elegido como líder socialista, el que Podemos logre o no ese objetivo. (I)