El papa Francisco nombró a cinco nuevos cardenales, todos de fuera de Italia y ajenos al Vaticano, y los instó a ser humildes y a no olvidarse de los refugiados y las víctimas de la guerra, el terrorismo y la injusticia.

El nombramiento de cardenales es uno de los poderes más destacables del papado, pues permite al pontífice dejar su sello en el futuro de la Iglesia y sus 1.200 millones de fieles. Los cardenales son los asesores más cercanos al papa en el Vaticano y alrededor del mundo y los menores de 80 años son conocidos como “cardenales electores” porque pueden elegir a su sucesor.

Los nuevos cardenales proceden de Mali, España, Suecia, Laos y El Salvador y tienen menos de 80 años.

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Con su ceremonia de elevación, conocida como consistorio, celebrada en la Basílica de San Pedro, el papa ha nombrado ya a casi 50 cardenales electores de un total de 121.

Durante la ceremonia, en la que los nuevos purpurados recibieron su gorro rojo, el papa dijo que están llamados a ser humildes servidores de los demás y no “príncipes de la Iglesia”. Agregó que deben “mirar la realidad” y cuidar de “los inocentes que sufren y mueren como víctimas de la guerra y el terrorismo”.

Asimismo, deberán combatir “las formas de esclavitud que siguen violando la dignidad humana”, y que la jerarquía de la iglesia ayude a los pobres.

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Los nuevos cardenales son el arzobispo Jean Zerbo (73 años, Mali), el arzobispo Juan José Omella (71, España), el obispo Anders Arborelius (67, Suecia), el obispo Louis-Marie Ling Mangkhanekhoun (73, Laos) y el obispo Gregorio Rosa Chávez (74, El Salvador). (I)