A un costado del féretro, miraba el álbum de fotos que tenía con su mamá y recordaba cuánto le demostró que la amaba. Ella le ayudaba a diario con los deberes; acudía a los actos de la escuela, donde la premiaban por ser la mejor alumna de su clase (tiene 8 diplomas por sus excelentes notas); compartían paseos, comidas, abrazos, frases cariñosas y juegos familiares.

“Tú me vas a querer tía, tú me vas a cuidar, tú me vas a ayudar con los deberes ahora”, le decía Valeska, de 8 años, a su tía Yanina Pachay. La niña y su hermana, de 2 años, quedaron huérfanas de madre la madrugada del martes último cuando el conviviente de Gina Pachay Yánez, de 27 años, y padre de la más pequeña, la degolló en su casa, en el recinto El Sauce, parroquia Los Lojas, cantón Daule, Guayas. Ellas vieron a su mamá en el piso, ensangrentada.

Al ser detenido, el hombre, de 30 años, aceptó su responsabilidad, dijeron autoridades y parientes. Estos últimos contaron que él la celaba.

Publicidad

Tres días antes, la policía Geomayra Arévalo, de 23 años, fue asesinada con dos tiros en el interior de la escuela de formación Cabo Fabián Armijos, en la parroquia Atahualpa, provincia de Santa Elena. Su expareja, de 30 años, un policía de la Unidad de Antinarcóticos, que viajó el sábado 17 de Quito a la Península, habría acabado con su vida porque la joven se negaba a regresar con él. El acusado se suicidó después en una zanja cercana al recinto policial.

Ambas muertes, consideradas femicidios por las autoridades, eleva la cifra de este delito, tipificado como tal en Ecuador desde agosto del 2014 cuando entró en vigencia el Código Orgánico Integral Penal (COIP).

Aunque difieren las cifras manejadas por la Policía y por organizaciones sociales que luchan contra la violencia hacia la mujer, los femicidios ya sobrepasan los casos reportados en el mismo periodo en 2016.

Publicidad

Desde el 1 de enero hasta el 21 de junio de 2017, la Dirección Nacional de Delitos Contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestros (Dinased) contabilizaba 58 femicidios en el país, 17 más que en el mismo lapso de 2016.

El llamado Colectivo de Geografía Crítica –que apoya plataformas de mujeres como Vivas nos queremos– publicó el miércoles 21 la actualización de su mapa de femicidios en Ecuador, donde consta que 67 mujeres fueron violentamente asesinadas entre el 1 de enero y el 20 de junio de este año, es decir, una mujer cada 61 horas en promedio. Este grupo reconoce como femicidios a las muertes violentas y asesinatos de mujeres.

Publicidad

Guayas con 13 casos, Azuay con 10, Pichincha y El Oro con 7 cada una, Los Ríos con 6 y Manabí con 5 ocupan los primeros lugares del mapa de femicidios de Geografía Crítica.

Hasta mayo del 2017, la Fiscalía del Guayas reportó 11 femicidios en la provincia. De estos, 4 fueron en Guayaquil.

“Vivimos en una sociedad paternalista y machista, donde aún existen creencias como por ejemplo: ‘tu mujer te pertenece, debes someterla’. Si te pone los cachos (infidelidad), está hiriendo tu hombría, tu orgullo masculino y eso se puede lavar con el asesinato”, cuenta Tyron Lara, médico psiquiatra del Hospital de Neurociencias de la Junta de Beneficencia, donde han aumentado las atenciones por violencia intrafamiliar.

A esto, agrega, se suman otros factores de riesgo como un trastorno de personalidad de uno de los miembros de la pareja; que se use o abuse de determinadas sustancias; que se haya vivido violencia en la familia y que se vea eso como un patrón normal para replicar.

Publicidad

Para Lara, cuando se llega al extremo de la agresión –como femicidios y asesinatos contra la mujer, sus hijos o parientes– es porque ya han existido antecedentes de una violencia que podría ser considerada menos llamativa, como la verbal o psicológica.

También están la patrimonial, económica y la sexual, que se vive en el matrimonio y se calla por temor o vergüenza, cuenta el médico.

Según Lara, vivimos en una época donde la pareja o la familia se ve afectada por el ritmo actual de vida, en el que cada vez se trabaja más, pero existe menos comunicación.

De enero a mayo del 2017, la Fiscalía del Guayas receptó 7.146 casos por violencia psicológica y 537 por violencia física, siendo Guayaquil la ciudad donde más se denuncian, con 5.134 y 319, en ese orden.

Uno de los sucesos que conmocionó a Manabí fue el asesinato de los hermanos Thiago, de 6 años, y Carlos, de 3, quienes fueron inyectados con sedantes. Se acusa a su padre, de 28 años, un enfermero de profesión. Él y su pareja habrían tenido problemas.

Activistas coinciden en que a veces se llega al extremo de agredir a los hijos para supuestamente “darle a la mujer donde más le duele”. (I)

57
Femicidios registraba la Dinased desde enero hasta el 21 de junio de este año. La pena es de 22 a 26 años de cárcel.

7.146
Denuncias por violencia psicológica y 537 por violencia física registra la Fiscalía del Guayas, de enero a mayo de 2017.

Alertas

La violencia puede detectarse desde el noviazgo, según el psiquiatra Tyron Lara. Entre los signos visibles constan que el novio o la novia le prohíba a su pareja que se vista de determinada forma, que se reúna o converse con determinados amigos, que deje de hablarle a sus padres y otros.

Los celos son también un signo de violencia, que pueden llevar a cometer actos extremos, como los femicidios.

Revisar las partes íntimas de su pareja para “saber si no ha estado con nadie” también es violencia. “Hasta cuando llegaba de la casa de mis padres me revisaba”, recuerda V. R.