La ambateña Carmen Arias Pérez en compañía de su esposo, Gonzalo Curay, ambos choferes, se alternan el volante en sus viajes de doce horas entre Puyo, Quito y Guayaquil en los buses de la cooperativa Touris San Francisco Oriental, donde laboran desde hace diez años.

De familia dedicada a la conducción de transporte pesado, Carmen empezó manejando un taxi. A diario cumple viajes entre el Oriente (Puyo, donde vive), Sierra y Costa. Su cooperativa tiene dos frecuencias mensuales de Zamora a Guayaquil.

Aunque hasta hoy los pasajeros la ven con sorpresa cuando se pone frente al volante, ella es la única mujer de los 6.926 choferes de 91 cooperativas que arriban y salen de la terminal terrestre de Guayaquil.

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   La ambateña, quien ayer cubría la ruta Puyo-Quito, contó que su más grande sueño como chofer profesional (que recuerda su día mañana) es lograr que sus tres hijos: Darly (13), Kevin (17) y Ronny (18), lleguen a ser profesionales. “Que no solo sean choferes, que busquen otras profesiones”, dijo la mujer de 41 años, quien con su esposo Gonzalo han logrado tener su casa y un taxi.

Como ella, los otros choferes cumplen jornadas extensas, ajetreadas, agotadoras. Culminando su desayuno, un bistec de carne en la terminal de Guayaquil, Camilo Minuche, chofer de Ecuatoriana Pullman, recordó que en sus inicios se daban carreras en las vías por coger pasajeros. Eso causaba accidentes. En los últimos años, de sus 20 al volante, dijo que esa situación ha cambiado en las rutas que cubre entre Guayaquil, Machala y Huaquillas.

Prefiere viajar en las noches, pues, dijo, evita el tráfico. “Es más tranquilo, fresco, con las luces se ven carros a lo lejos”, señaló este conductor.

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Robert Dávila, chofer de Transporte Valencia, y Orlando Arias, de Rutas Empalmeñas, creen que ahora se ofrece un mejor trato al usuario debido a que tienen capacitación de las cooperativas y de la Agencia Nacional de Tránsito (ANT) en cuanto a servicio al cliente y educación vial.

Pese a ello y los controles con radares aún hay conductores que superan los límites de velocidad permitidos.

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Dávila ha laborado 19 años como chofer de los 43 que tiene de edad. Al día cumple una vuelta y media entre las ciudades de Quevedo y Guayaquil, donde pernocta en ocasiones en su mismo bus. Eso es parte del sacrificio del trabajo, dijo.

Los conductores indicaron que hay vías que requieren mejoras y ampliaciones. Dávila señaló que se debe ampliar la Quevedo-Guayaquil, mientras que Minuche cree que la carretera Naranjal-El Guabo.

El ingeniero comercial y auditor Esteban Peña señaló que prefiere trabajar como chofer de Ejecutivo San Luis (Cuenca-Guayaquil) porque gana unos $ 1.200 por mes, eso sí, laborando la mayor parte del año, de 04:30 a 19:00. “En otros trabajos me ofrecen $ 500”, dijo.

Entre lo que más orgullo les produce contaron que es el servicio a la ciudadanía y conocer todo el país, como Arias, quien gusta de los paisajes.

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Jornadas
Varios de los choferes consultados realizan entre una vuelta y una vuelta y media diaria. Por ejemplo, en la ruta Cuenca-Guayaquil viajan en la madrugada de la ciudad austral hasta la Costa y retornan en la tarde.

Instalaciones
Algunos de los choferes consultados solicitaron mejores comodidades en las instalaciones de las terminales del país, como baños, estados de parqueos, entre otros. (I)