Mientras el presidente brasileño, Michel Temer, anda de gira por Rusia y Noruega, las acusaciones que lo implican en polémicos casos de corrupción no cesan.

A la lista de casos se suma otra acusación de, supuestamente, organizar el desvío de unos $ 6 millones en fondos públicos para campañas electorales. El nuevo escándalo para Temer proviene del testimonio del recaudador de fondos Lucio Bolonha Funaro ante la Corte Suprema.

Funaro es un corredor de bolsa conocido entre los políticos como un importante recaudador de fondos para el partido de Temer.

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Funaro dijo que la campaña de reelección de Temer para vicepresidente en el 2014 estuvo entre las receptoras de los fondos del banco estatal, Caixa Economica Federal.

El mandatario ha negado las acusaciones de corrupción en su contra y afirma que no renunciará. El jefe de Estado sigue contando con poderosos amigos, antiguos o circunstanciales.

Entre ellos, varios diputados tan amenazados como él, incluso de partidos de la oposición de izquierda, que probablemente prefieran evitarle un juicio. La tapa de la última entrega del semanario Veja muestra a Temer a bordo de una canoa junto al senador suspendido Aecio Neves (un aliado) y a su archienemigo y predecesor de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva. Los tres, según Veja, están unidos “en un proyecto desesperado de supervivencia y de lucha contra la más exitosa operación de combate a la corrupción de la historia brasileña”. (I)