El rey Salman de Arabia Saudí designó el miércoles a su hijo Mohammed bin Salman, de 31 años, como príncipe heredero, otorgándole amplios poderes en momentos en que el reino busca dar un giro radical a su economía dependiente del petróleo y enfrenta tensiones crecientes con su rival regional Irán.

Aunque la promoción de Mohammed bin Salman era esperada en círculos cercanos, sorprendió que fuera en este momento y deja al país en manos sin mucha experiencia. Fue designado como príncipe heredero a la corona y viceprimer ministro por decreto real, pero mantendrá la cartera de Defensa y aún controla las políticas económica y petrolera.

Mohammed bin Salman reemplaza a su primo, el príncipe Mohammed bin Nayef, un veterano jefe de seguridad que lideró la campaña saudí contra Estado Islámico y al Qaeda, en momentos en que Riad enfrenta tensiones con Catar e Irán y está envuelto en una guerra en Yemen.

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Arabia Saudita es el principal exportador de petróleo del mundo.

La designación de Mohammed bin Salman podría hacer a la política saudí más agresiva contra su archirrival Irán y otros rivales del Golfo Pérsico, como Catar, aumentando la volatilidad en una región ya inestable, según analistas.

Irán, el principal rival de Arabia Saudita por influencia regional, calificó la designación del príncipe Mohammed como un "golpe suave". Ambos países respaldan a bandos opuestos en los conflictos en Siria y Yemen.

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En un intento de disipar especulaciones sobre divisiones internas en la dinastía real, la televisión saudí se dio prisa en mostrar que el cambio en la sucesión era amistoso y respaldado por la familia. La televisión transmitió imágenes de Mohammed bin Nayef prometiendo lealtad al más joven Mohammed bin Salman, quien se arrodilló y besó la mano de su primo.

Analistas dicen que el cambio fortalece al príncipe Mohammed bin Salman y agiliza su plan de reducir la dependencia del reino del crudo, que incluye la privatización parcial de la petrolera estatal Aramco. (I)