María Julia Rubio Cacao sopló con la ayuda de sus familiares las velitas en su cumpleaños número 100. En su vivienda ubicada en el barrio Cristo del Consuelo, donde ha vivido los últimos 70 años, sus cerca de 20 sobrinos y 40 sobrinos-nietos celebraron el sábado a la centenaria mujer, que incluso bailó con amigas y sobrinas.

Ella y su familia llegaron a Guayaquil en la década del cuarenta, después de que un ataque peruano a Puerto Bolívar, su lugar de origen, alcanzó a algunos de sus vecinos.

Entonces María Julia se aproximaba a los 30 años y junto con sus ocho hermanos menores y sus padres huyeron de la guerra.

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Julia estuvo casada en Machala durante algunos años, pero no tuvo hijos. Al llegar al Puerto Principal tuvo una relación, pero esta no funcionó.

“No tuve hijos, pero en esta casa he criado a muchos sobrinos que me cuidan como yo lo hice con ellos, siempre fui una mujer trabajadora, yo lavé ropa en la Armada durante casi 60 años y construí poco a poco mi casa que al principio era de caña”, detalló Julia, mientras mostraba su cédula, su papel de votación, su carné de discapacidad y la vieja credencial de la Armada.

Aunque ahora requiere cierta ayuda de su familia para caminar, sus sobrinas indicaron que incluso se levanta y quiere cocinar sola y a veces hasta lavar su propia ropa.

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Marlene Delgado Rubio, una de las sobrinas que viven con ella, atribuye la longevidad de su tía a la buena alimentación. “Ella se tomaba una gaseosa con un huevo criollo todas las mañanas, además siempre come sardina”, dijo.

Se considera una mujer devota y con una fe en el Cristo del Consuelo, algo que dice la mantiene viva.

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Cada domingo, el sacerdote de esta parroquia del suburbio porteño le envía la comunión hasta su casa porque es difícil para ella trasladarse hasta la iglesia.(I)