Donald Trump apostó una vez más a sus leales simpatizantes de base, esta vez para tratar de superar la turbulencia sobre las crecientes investigaciones acerca de los contactos de su equipo de campaña con Rusia.

Tras las explosivas declaraciones del exdirector del FBI James Comey en el Senado –afirmó que Trump lo despidió para que no investigara el caso de su exasesor de seguridad Michael Flynn y sus vínculos con Rusia– y que algunos opositores catalogaran este hecho –que la Casa Blanca niega– como obstrucción a la justicia, el mandatario está dispuesto a dar la cara para negarlo.

Con un tono extrañamente conciliador, lejos de su habitual agresividad, indicó: “No hubo colusión, no hubo obstrucción. Estoy dispuesto 100% a declarar”. Algo que marca un duelo de versiones, de acuerdo con una publicación de El País.

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Pese a que algunos aliados republicanos de Trump pueden haber encontrado creíble a Comey, antes el presidente lo había calificado de mentiroso y un ‘filtrador’.

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En tanto, el apoyo al presidente se ha polarizado drásticamente. Solo un 4% de los demócratas respaldan a Trump, mientras que el presidente goza del 81% de aprobación entre los republicanos, según una encuesta de Quinnipiac publicada la semana pasada. El número de aprobación a su trabajo en general ha caído a 30 y tantos, un nuevo mínimo, pero el número entre los republicanos se ha mantenido estable en los últimos dos meses. (I)