Cuenca sigue siendo noticia como sitio favorito de los jubilados estadounidenses. Un reciente reportaje de El Nuevo Herald da cuenta del interés que despierta para los norteamericanos el vivir en la capital azuaya.

Una arquitectura colonial de aspecto europeo, mercados llenos con abundante fruta y vegetales, variedad de museos y eventos culturales y un sistema de salud pública a bajo costo que no se equipara con el estadounidense motivan cada vez más a los jubilados a vivir en Cuenca.

Según una nueva publicación del El Nuevo Herald, en Cuenca hay 2.850 jubilados extranjeros que reciben pagos de la Administración del Seguro Social de Estados Unidos; no obstante,  la misma nota recoge que según un censo realizado por la Municipalidad de Cuenca hay diez mil jubilados extranjeros, la mayoría estadounidenses de Texas y de la Florida.

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"La creciente ola de ancianos expatriados no solamente está poniendo de cabeza las nociones acerca de la jubilación en el hemisferio, sino que está reformando el rostro de las comunidades en todas las Américas", indica el reportaje. "Y se espera que la tendencia continúe creciendo cuando nuevas olas de personas de la generación de la posguerra abandonen el mercado laboral poco preparados para el retiro", añade.

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Jubilados estadounidenses cuentan las ventajas de habitar en un país dolarizado que les permiten vivir cómodamente comparando el costo con su país natal. Por ejemplo, Susan y Michael Herron, un matrimonio de jubilados de más de 70 años, relatan que alquilan un departamento con dos cuartos y dos baños por $ 400 al mes y que con 1.500 dólares pueden vivir un estilo de clase alta, cenar con frecuencia en restaurantes y viajar. " En Estados Unidos nos hubiera tocado quedarnos en casa", dice Susan.

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La atención médica también es un plus para ellos. James Skalski, de 74 años y  constructor semijubilado de Minneapolis, cuenta que llegó a Cuenca con 20 libras de sobrepeso y presión alta y que luego de seguir un tratamiento con un experto en medicina holística en base a comer sano, terapia de quelación y meditación logró bajar de peso. El costo total fue de 1.600 dólares, una cifra inferior comparando con su país donde, sostiene, le hubieran dado solo medicinas.

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Pero el reportaje también enfoca la preocupación de los cuencanos por esta ola de jubilados norteamericanos, que empezó en el 2009 cuando la capital azuaya fue incluida en la web de International Living como un lugar para vivir, pues debido a su presencia temen que aumenten los costos de los arriendos y se saturen los servicios de salud pública.

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