La familia del fallecido exdictador panameño Manuel Antonio Noriega lo despidió el martes en privado en una funeraria donde fue cremado al día siguiente de su muerte, que dejó a familiares de víctimas de su régimen con las ansias de conocer sobre la verdad de esos crímenes.

Rubén Murgas, amigo de la familia y quien colaboró con el gobierno de Noriega, dijo a la prensa que se trató de una ceremonia de algunas horas y “muy emotiva”. Agregó que las cenizas estarán en poder de la viuda del otrora hombre fuerte, Felicidad Sieiro, madre de sus tres hijas: Lorena, Sandra y Thays.

Noriega, de 83 años, falleció el lunes por la noche más de dos meses después de permanecer en cuidados intensivos en un hospital público tras sufrir una hemorragia que le sobrevino luego de ser operado para extirparle un tumor cerebral benigno.

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“Esto fue todo y se hizo a contrarreloj”, dijo Murgas, y agregó que fue conmovedor escuchar a los nietos de Noriega hablar sobre su abuelo muerto.

El fallecimiento de Noriega cierra un capítulo importante de la historia reciente del país, puesto que la expulsión del exdictador a raíz de la invasión estadounidense el 20 de diciembre de 1989 puso fin a la era de control militar que se extendió por 21 años. (I)