Europa debe tomar su destino “en sus propias manos” frente a una alianza occidental dividida por el brexit y la presidencia de Donald Trump en EE.UU., afirmó ayer la canciller alemana, Angela Merkel.

“Los tiempos en los que podíamos depender completamente de otros están terminando. Lo he experimentado en los últimos días”, lanzó Merkel ante una multitud en Múnich.

“Los europeos tenemos de verdad que tomar nuestro destino en nuestras propias manos”, agregó, pese a que Alemania y la Unión Europea (UE) sigan esforzándose por mantener buenas relaciones con EE.UU. y Reino Unido.

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La canciller estuvo en la cumbre del G7 que el pasado sábado finalizó sin acuerdo entre EE.UU. y las otras seis grandes economías del planeta sobre la lucha contra el cambio climático. Trump dijo que necesitaba más tiempo para decidir.

Merkel había calificado los resultados de este “seis contra uno” como “muy difíciles, por no decir muy insatisfactorios”.

A pesar de las expresiones de Trump acerca de una política de “Estados Unidos primero” y de las constantes críticas a Alemania por su enorme superávit comercial con EE.UU., los líderes del G7 prometieron luchar contra el proteccionismo.

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La gira de Trump, que incluyó Arabia Saudita también agitó a Irán, al que criticó por su plan nuclear. El líder supremo iraní, Alí Jamenei dijo ayer que Arabia Saudí es una “vaca que está siendo ordeñada” por Estados Unidos. “El estúpido gobierno saudí piensa que puede ganar la amistad de los enemigos dándoles dinero”, dijo Jamenei. Trump firmó un acuerdo de venta de armas por $ 110 millones con Arabia Saudí.

El apretón con Macron
El nuevo presidente francés, Emmanuel Macron, dejó su huella diplomática durante la cumbre, logró cierta química con Trump, incluso le ganó una especie de competencia improvisada de apretón de manos.

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Frente a las cámaras, antes de un almuerzo en la Embajada norteamericana en Bruselas, Macron resistió durante cinco segundos al presidente norteamericano, con la mandíbula apretada y la mirada clavada en la de su homólogo. Se les veía la tensión en el rostro.

Más tarde, Macron describió el apretón de manos como “un momento de la verdad”, diseñado para demostrar que él no es ninguna persona fácil de convencer. “Uno debe demostrar que no hará concesiones pequeñas, ni siquiera simbólicas”, dijo el presidente francés. (I)