La noche es multicolor. Desde las 17:00 van llegando jóvenes con trajes típicos como: saraguros, otavaleños, salasacas, guamoteños, cayambeños, etc. El punto de encuentro es un bar donde se puede escuchar sanjuanitos, coplas, zapateados, e incluso grupos autóctonos en vivo. Además está la sazón serrana como el plato de cuy con un refrescante vaso de chicha.

Se trata de Cactus Runabar, un local indígena en medio de la zona de alto turismo urbano de Quito, donde confluyen extranjeros y nacionales. Pero un 70% son oriundos de los pueblos y nacionales, señala el portal lahora.com.ec.

Los clientes son estudiantes universitarios y profesionales que residen o trabajan en Quito. “Es un lugar donde se puede disfrutar del ambiente y de los amigos; en otro lado no sucedería lo mismo”, manifiesta Juan Cabascango, un cayambeño.

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Los dueños son dos jóvenes esposos otavaleños, Marco Gualapuro y Anita Morales. “Fue una locura, no tenía dónde trabajar”, manifiesta Marco, quien planea abrir una franquicia.

Comenzó como un restaurante, después germinó la idea de ampliar a un bar. Actualmente los dos negocios funcionan a la par. En el día las comidas y desde el mediodía, el bar, aunque la mayor convocatoria se produce en la noche, señala lahora.com.ec.

Dentro de las dos plantas, pintadas de rojo, caben unas 250 personas. Los viernes y sábados son los de mayor concurrencia, sobre todo por la actuación de grupos de música andina en vivo. Como parte de la decoración está el logotipo de Cactus, un diablo huma (cabeza de diablo).

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En el menú constan los shichi mikuna (platos fuertes) como cuy, llama aicha (borrego, mole tortilla y ensalada), kuchi aicha (cerdo, mote, tortilla, aguacate), atallpa aicha (pollo, ensalada de arveja y puré de papas), llapingacho wakra aicha (res, llapingacho, huevo, queso, aguacate y ensalada).

En cambio, en bebidas hay cocteles como lluchu siki (a calzón quitado), alishna, shinlli, hervidos, aya uma (personaje típico de la Sierra), chicha, entre otras. (I)