El clima y sus variables, como la temperatura, inciden en la presencia y en el aumento de enfermedades causadas por vectores, como zika, chikungunya y dengue, se dijo ayer en un taller sobre ‘Servicios climáticos para salud pública’, que se dictó en la Facultad de Ingeniería Marítima, Ciencias Biológicas, Oceánicas y Recursos Naturales de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), campus Prosperina.

Ahí participaron también investigadoras internacionales como Mary Hayden, del Centro Nacional de Investigaciones Atmosféricas, Boulder, EE.UU., y Kacey Ernst, epidemióloga de la Universidad de Arizona.

En el taller se conoció, por ejemplo, que la temperatura afecta directamente el ciclo biológico del mosquito. Así, cuando la temperatura aumenta, el mosquito –la hembra– se alimenta de la sangre humana de manera más rápida, generando mayor posibilidad de transmisión de males como zika, chikungunya y dengue, transmitidos por el Aedes aegypt, indicó Ernst. Con el aumento de la temperatura, el virus se hace más efectivo y necesita menos tiempo para ser transmitido, agregó.

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En el taller, ella habló de una aplicación telefónica que desarrollaron en Nogales, donde los promotores de salud y la comunidad pueden recopilar información de los mosquitos, de las posibles enfermedades, de los potenciales contagiados, entre otros. Según la experta, esta herramienta ayuda en la prevención y puede ser aplicada en otras localidades.

Mary Hayden dijo que en virus como el Zika, la población aún no ha desarrollado inmunidad y, por ende, es vulnerable. En América, cerca de un millón de personas han sido contagiadas con zika, contó. Y entre los síntomas comunes que han detectado entre esta enfermedad, el dengue y el chikungunya están la conjuntivitis y las ronchas en el cuerpo, mencionó.

Para el zika, adelantó, hay una vacuna que en este verano se va a probar en países de América, como Brasil.

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“Se conoce que hay factores como la temperatura mínima, que es decisivo en el aumento de casos de dengue. Se conoce también que hubo años extremos como el 2010 y el 2015, donde también aumentaron los casos de dengue; y se pudieron articular y hacer análisis con relación a indicadores oceánicos, como (el fenómeno de) El Niño y la temperatura del mar”, destacó la investigadora local Mercy Borbor, de la Espol. (I)