Por: Mayela Armas

Con un flujo de ingresos petroleros disminuido el Gobierno prioriza a los tenedores de bonos.

José Correa es un jubilado que recorre las farmacias de Maracay, una de las principales ciudades de Venezuela, en la búsqueda de insulina, pero la respuesta que recibe en cada visita a los establecimientos es que no hay. Desde hace cuatro meses no cuenta con el medicamento que le permite controlar la diabetes, porque es importado.

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La ausencia de insulina que padece Correa así como de antihipertensivos y otros fármacos, se debe al recorte en la capacidad de importación que comenzó a fines de 2012 y que se ha agudizado en los últimos tres años por el menor flujo de ingresos petroleros.

De cada 100 dólares que ingresan al país 96 se generan por las exportaciones de crudo y derivados, pero el aporte actual es reducido porque la producción de la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) está cayendo y el precio del barril es bajo.

Frente a este escenario de menos dinero, y los pagos de deuda pública que deben atender la industria petrolera y el Ministerio de Finanzas, las disponibilidades de dólares para las adquisiciones de bienes en el exterior se reducen.

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Por qué el desmadre

Desde 2003 el país tiene un control de cambio que hoy día tiene dos paridades, y a través de un organismo denominado Centro de Comercio Exterior (Cencoex) y la banca pública, el Gobierno decide cuantas divisas pueden recibir las industrias a las tasas oficiales: 10 y 716 bolívares.

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Ese inicio de los controles coincidió con el comienzo del boom petrolero que arrancó en 2004 hasta mediados de 2014, con un bache en 2009 y 2010. En esa etapa de altos ingresos, los venezolanos vivieron una expansión del consumo soportada por las importaciones, que alcanzaron un nivel récord de 65.951 millones de dólares en 2012, de acuerdo con las cifras del Banco Central Venezuela (BCV). En medio de esa bonanza, la administración de Hugo Chávez estatizó empresas y aumentó el gasto, que a pesar de los elevados ingresos, requirió de un importante incremento de la deuda externa.

Las estadísticas del BCV y los cálculos de Ecoanalítica, una de las principales consultoras económicas del país, muestran que en 2004 la deuda externa total estaba en 24.000 millones de dólares, en 2016 alcanzó los 103.700 millones de dólares. Monto que abarca las emisiones de bonos del Gobierno y Pdvsa así como los financiamientos con China.

Mientras el precio del crudo se mantuvo por encima de los 80 dólares, no hubo inconvenientes para cancelar el servicio de la deuda pública (capital e intereses), pero tras el declive del valor del barril la situación se complicó. Normalmente, cuando los bonos se vencen los países emiten nuevos títulos, pero la percepción de riesgo país de los inversionistas sobre Venezuela es alta y para colocar bonos tendría que pagar tasas elevadas.

Por tanto, atender la deuda se ha convertido en un dolor de cabeza. Pdvsa desde hace dos años ha tenido que ingeniárselas para realizar los pagos a los tenedores de sus títulos, porque además de la baja cotización del crudo, 44 dólares promedio, la producción petrolera en 15 meses ha perdido 400.000 barriles y se ubica en 2,2 millones de barriles, revelan las cifras de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) .

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De esa producción total, 1,6 millones de barriles son los que generan los ingresos para el fisco, estiman las firmas económicas. El resto va al consumo interno y a los pagos de los créditos con China, cuya cantidad no ha sido precisada por Pdvsa, dado que desde mediados 2016 el esquema de pago cambió. La petrolera negoció con el país asiático que por dos años se saldarían solamente los intereses y luego el capital, dada la estrechez financiera.

Pese a que la estatal tiene ahorros con ese periodo de gracia con China, y a fines de 2016 logró extender los vencimientos de unos bonos por 2.800 millones de dólares, el ingreso no alcanza.

De lo que percibe por las ventas de petróleo, tiene que guardar una porción para afrontar los pagos de deuda, y lo que queda va al BCV. Y esas divisas que entrega Pdvsa al Banco Central alimentan las reservas internacionales, que se utilizan no solo para cancelar deuda del Gobierno sino también para efectuar las importaciones.

El menor aporte se evidencia en el saldo de las reservas -10.151 millones de dólares- de manera que el BCV no puede soportar la demanda de dólares de las empresas, pues además el Banco no recibe suficiente dinero de otras vías como las exportaciones no petroleras que en 2016 cayeron 36%. En consecuencia, son menos las divisas que perciben las industrias.

El recorte

La restricción a las empresas es fuerte. En el primer bimestre de 2017 las importaciones públicas y privadas ascendieron a 1.576 millones de dólares, 27% menos que en igual lapso de 2016. Pero con respecto a 2012 la magnitud del recorte es de 74%, indica la firma Torino Capital.

Este descenso evidencia la poca materia prima que disponen las plantas para producir y que las lleva a operar a 37% de su capacidad, según las estimaciones de Conindustria, la organización a la cual están afiliadas las principales industrias del país.

Esa baja capacidad se refleja en la ausencia de algunos alimentos, medicinas, papel higiénico, desodorante, pañales, jabón entre otros artículos esenciales en los anaqueles de supermercados y farmacias. Ya a diciembre el desabastecimiento en Caracas estaba en 68%, según Datanálisis.

Esas fallas de suministro de productos a los comercios tienden a crecer, porque las liquidaciones de dólares siguen bajando.

En marzo el Gobierno aprobó al sector privado 6,9 millones de dólares, un descenso de 44% respecto a diciembre de 2017, señala Ecoanalítica. El director de esta firma y economista, Asdrúbal Oliveros, dijo en días pasados que con los pagos de deuda son menos los dólares para las empresas. Solo en abril la República y Pdvsa canceló en deuda pública 2.900 millones de dólares.

Ante los compromisos que debe atender para el resto del 2017, el Gobierno está desesperado en la búsqueda de ingresos.

Aunque tiene activos (dinero en diversos fondos) por 4.500 millones de dólares, calcula Torino Capital, y reservas de oro en 7.600 millones de dólares, las liquidaciones de dichos activos y los canjes de barras de oro por efectivo no son procesos rápidos.

La tramitación de financiamientos además tiene obstáculos. El Gobierno ha tocado las puertas de los organismos internacionales para solicitarles créditos, pero ha habido renuencia de éstos porque todo préstamo que recibe la Republica requiere la aprobación de la Asamblea Nacional y esta atribución del Parlamento fue eliminada por el decreto de emergencia económica que dictó el Presidente Nicolás Maduro en enero de 2016.

Esto complica el escenario a futuro. Entre octubre y noviembre Pdvsa y el Gobierno deben cancelarle a los tenedores de bonos 3.500 millones de dólares. El economista, Alejandro Grisanti, escribió en un reporte que para atender estos compromisos tiene que ahorrar entre 500 y 600 millones de dólares mensuales, por lo cual “la posibilidad de incrementar las importaciones se hace mucho más difícil”.

Para el cierre de 2017 Ecoanalítica proyecta importaciones en 15.200 millones de dólares, una disminución de 15% con relación a 2016, lo que evidencia que se pagaría a los inversionistas a costa de un recorte cada vez mayor de las compras externas. Frente a este escenario, ¿pueden los venezolanos aguantar más escasez de comida y medicinas? ¿Podrá Maduro mantenerse frente a una crisis económica que tiende a agudizarse?

* Este artículo se escribió en el marco del Taller de la FNPI sobre Periodismo de Análisis, orientado por Michael Reid.