La conmemoración del Día Mundial del Comercio Justo, cada segundo sábado de mayo, reunió este viernes a pequeños productores de las provincias de Imbabura, Pichincha, Napo, Cotopaxi, Chimborazo y Tungurahua, en un feria que se realizó en la Plazoleta de las Culturas, del Ministerio de Cultura y Patrimonio, al norte de Quito.

Lola Martínez, de la micro empresa El Jardín de los hongos (The Fungus Garden), exhibió sus variedades de hongos comestibles, emprendimiento orgánico que tiene más de 15 años en el mercado.

Promociona tres variedades: hongos naturales, que se los toma del invernadero y se los empaca; elaborados, que pasan por un proceso de cocción, en vinagre y en aceite; y deshidratados.

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Venden los productos en tiendas orgánicas y aspiran comercializarlos también en supermercados.

Considera que el Acuerdo Comercial con la Unión Europea (UE) les podría beneficiar pero si logran asociarse con otros productores a fin de compartir gastos.

Mercedes Lutuala, representante de la Asociación de Productores y Comercializadores de Quinticusig, Sigchos, Cotopaxi, mostraba el vino de mortiño elaborado por un emprendimiento asociativo, ciento por ciento natural, a base de fermentación.

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El proceso de producción incluye la selección de la materia prima, la fermentación en un tanque de acero inoxidable por cuatro meses, maduración de dos meses. Por ello estima que el vino tarda entre 6 a 7 meses para estar listo y comercializarlo.

El producto lleva el nombre de El Último Inca. Lutuala explica que fue bautizado así porque según historias antiguas, los Incas anduvieron por última vez en zonas del páramo, de los volcanes Ilinizas. Recuerda también leyendas de otros lugares turísticos como el Malqui Machay, conocida como la última morada de Atahualpa.

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Otro productos que se ofrecieron al público fueron repostería ancentral y andina con el uso de insumos como el camote y la zanahoria o chocolate producido en la Amazonía. (I)