El extenso interrogatorio de Luiz Inácio Lula da Silva por el juez Sergio Moro en Curitiba polarizó aún más las posiciones sobre la responsabilidad del expresidente brasileño en el mayor escándalo de corrupción de Brasil, estiman analistas.

Culpable o inocente. Víctima de una persecución política o artífice de la red de sobornos pagados por constructoras a políticos para obtener contratos en Petrobras: casi no existen posturas intermedias sobre Lula y los cinco casos judiciales que enfrenta.

“No creo que la declaración y las imágenes divulgadas hayan sido en sí benéficas o perjudiciales (para Lula). Están sirviendo más que nada para atizar la polarización de la sociedad brasileña”, opinó el doctor en ciencia política Nuno Coimbra, investigador en la Universidad de Sao Paulo.

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Coimbra sostiene que existe una “disputa de narrativas” en torno al rol del cofundador del Partido de los Trabajadores en el escándalo: una persecución política para impedir su postulación a la Presidencia en 2018 o que es uno de los responsables del esquema de corrupción en Petrobras.

Primer año de Temer
En tanto, hoy se cumple un año desde que el entonces vicepresidente de Brasil, Michel Temer, asumió la Presidencia tras la destitución de Dilma Rousseff, producto de una brutal campaña de impugnación que dejó al descubierto las profundas divisiones en el país, las que ha hecho que sus promesas se congelen o se pierdan. Según el Instituto Datafolha, solo el 9% de brasileños lo aprueba. (I)