El féretro café está rodeado y cubierto por rosas rojas, lilas y blancas. Al pie del ataúd hay un dibujo infantil. “Amancay” se lee bajo la figura garabateada de una mujer y una niña. Hay un corazón y una cometa que resaltan. Es la dedicatoria de Sofía Amancay Salto Ochoa, de 5 años, a su madre, Sandra de Lourdes Ochoa Naula, cuyo cuerpo yace en el féretro.
Sandra, la periodista de 44 años, corresponsal de Diario EL UNIVERSO en Cuenca, arriesgada, osada como para meterse en un barco pesquero e ir a Centroamérica para contar el suplicio de los migrantes, falleció la tarde del miércoles por un cáncer recién diagnosticado.
A la cabecera del ataúd, en el altar de la sala de velación del centro de reposo Santa Ana, al este de Cuenca, el padre Eduardo Ochoa destaca, la tarde de este jueves 11 de mayo, la vida periodística de Sandra y lamenta la partida prematura.
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Antes, el sacerdote hace quebrar el corazón de centenares de acompañantes a la misa de despedida. Lee un mensaje de Sofía Amancay: “Querida mamita, yo te amo mucho. Que te vaya bien, que nos bendigas desde el cielo”.
El sacerdote agrega que ella supo amar y, de seguro, seguirá amando a sus seres queridos desde donde esté.
Marco Salto, esposo de Sandra y padre de Sofía Amancay, había relatado que es duro soportar este golpe, pero debía sobrellevarlo con fuerza, por la pequeña niña, que en la mañana había llegado a despedirse y dejar el dibujo.
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Con él, los padres de Sandra, Vicente Ochoa e Inés Naula, miraban fijamente el féretro y lloraban, como lo hacían más parientes y amigos.
Aquel dolor de la partida, la solidaridad, el pésame se expresa por algunos medios de comunicación desde el momento de su fallecimiento. Al mediodía de este jueves, por ejemplo, en radio La Voz de Tomebamba, colegas que compartieron coberturas, dijeron que hicieron guardia por horas esperando alguna declaración o desenlace de una noticia, contaban anécdotas, resaltaban la capacidad periodística y el lado humano de Sandra Ochoa.
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Al finalizar la misa, un desfile de parientes, colegas y conocidos dan el pésame. También autoridades del Gobierno de Rafael Correa, a quien ella, hace unos ocho años, le espetó diciéndole que qué quería que le preguntara, por la molestia que él sentía por algunas interrogantes periodísticas. Luego, Correa la llamaría Gordita horrorosa.
Hoy, en el altar, un colega destaca su valentía, que motivaba a “los periodistas de a pie”. Dice que ella se va como ícono del periodismo. Pide un aplauso, que suena por segundos.
Y las voces de colegas, de dirigentes, de representantes de medios, se elevan frente a sus restos, sacan más lágrimas. Y se repite el descansa en paz. Tras la misa, su cuerpo fue cremado como ella pidió en vida. (I)
Condolencias
Amigos y colegas
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En redes sociales
En la cuenta de Facebook de Sandra Ochoa Naula, sus amigos recordaron su alegría, sus ocurrencias, su pasión por el periodismo y el amor que profesaba por su familia. “Nos deja grandes lecciones, una muy importante: la solidaridad humana y una gran periodista”, le escribió un colega y amigo.
Programas en su honor
En medios cuencanos, periodistas recordaron la trayectoria de Sandra Ochoa. “Sus colegas la recuerdan por su trabajo investigativo, su reportaje sobre la migración y su lucha por un periodismo libre”, decía una frase de Carlos Rodríguez y Manuel Ordóñez, de Radio Católica Cuenca, publicada en la web de la Coordinadora de Medios Comunitarios Populares y Educativos del Ecuador (Corape), donde se le rindió honor con un audio.