Cuando los buses de la Metrovía avanzan por la calle Sucre y avenida del Ejército, en el centro de Guayaquil, las vibraciones que producen el peso de esas unidades inquietan a vecinos, donde, a consecuencia del terremoto que hoy cumple el primer año, un edificio de tres pisos quedó maltrecho, con las paredes resquebrajadas.

Esa es una de las 240 construcciones afectadas en Guayaquil con el sismo de magnitud 7,8 en la escala de Richter, según registros de la Dirección municipal de Justicia y Vigilancia.

A ello se suman un inmueble que colapsó totalmente, en Ayacucho y García Moreno, y el paso a desnivel que se desplomó sobre la avenida de las Américas, suceso en el que además murieron dos personas.

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“Es una incertidumbre, uno pasa aquí desesperado. Y nosotros somos los más afectados porque el negocio se nos ha paralizado porque como está tapado eso la gente tiene miedo de pasar por aquí”, exclama Laura Brito, quien trabaja en un almacén de hierro situado junto al edificio mencionado.

La mujer hace referencia a una especie de cercado de zinc en la parte baja de la estructura que permanece deshabitada.

La notificación de una comisaría municipal, en diciembre de 2016, adherida a las hojas de zinc dan cuenta que el dueño del inmueble ha sido multado por no cumplir con el compromiso de reparar el edificio, suscrito el 9 de junio de ese año.

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Vecinos como Grace Herrera, quien vive al frente del inmueble, señalan que la estructura está tal como quedó luego del terremoto. “Vivimos en zozobra por ese edificio con la Metrovía nomás que pasa y repasa ya tiembla el piso”, dice.

Xavier Narváez, director de Justicia y Vigilancia, menciona que del total de edificaciones afectadas, 40 presentaron daños estructurales graves.

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De esa cifra, agrega, 20 construcciones fueron demolidas por completo y la mitad restante fue sometida a refacciones.

“Los propietarios fueron conminados a presentar un estudio estructural para que se determine si debían demoler o reforzar las estructuras”, refiere el funcionario municipal.

Narváez refiere que en inmuebles como el Fénix, en Pedro Carbo y Aguirre, donde antes funcionaba la Fiscalía del Guayas, el terreno tiene hundimientos y por eso se demolerán los dos últimos pisos para reducir la carga de la estructura.

Aquello ha sido aplicado en otros casos, donde incluso edificaciones altas han quedado hasta en un solo piso.

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El director de Justicia y Vigilancia menciona que los inmuebles que ya fueron sometidos a reparaciones están actualmente habitados, una vez que el Cabildo autorizó aquello.

Ese proceso duró aproximadamente seis meses, cuenta.

En las calles Colón y Pedro Carbo, en uno de los edificios que tuvo daños en la mampostería se exhibe el letrero: “Se alquila”, en el primero de ocho pisos, cuyos ventanales permanecen todos cerrados.

El desprendimiento de trozos de cemento de la parte alta de la estructura causó daños a varios vehículos, días después del terremoto y aunque el inmueble ya está reparado, quienes muestran interés en ocupar alguno de los pisos terminan declinando por cierto temor.

Así lo indica Marlon Vera, encargado del inmueble, quien señala que las refacciones se hicieron en tres meses.

“La gente piensa que todavía puede pasar otro movimiento telúrico”, relata el hombre.

En la ciudadela Urdesa, en la calle Víctor Emilio Estrada y avenida del Rotarismo, el escenario es diferente en un edificio esquinero que resultó afectado en cinco pilares posteriores.

Allí una vez hechos los arreglos personal de Indusur retornó en diciembre. Óscar Vacacela, administrador del local, sostiene que el sismo causó daños no solo en el inmueble, sino también en la mercadería.

Kervin Chunga, profesor de Geología de la Universidad Península de Santa Elena, estima que el terremoto con epicentro en Manabí dejó vibraciones en la urbe de 60 a 70 segundos, por el tipo de suelo arcilloso que hay principalmente en el sur del Puerto Principal. (I)

240
Construcciones fueron afectadas por el terremoto de magnitud 7,8 en la escala de Richter. 20 fueron demolidas.