Es casi mediodía en el puerto de desembarque de la isla de Muisne, en la provincia de Esmeraldas. Al termómetro le faltan pocas líneas para llegar a los 35° de temperatura y en el muelle una larga fila de tricicleros motorizados de piel cobriza esperan ver si llega en la pesada gabarra algo que cargar o un turista para guiar.

Luego del terremoto de 7,8°, de abril pasado, que azotó a las provincias de Manabí y Esmeraldas, en la isla se vive una tensa calma, dice Rodrigo Ramírez. A un año de la tragedia, al muisneño de 31 años le parece a ratos un problema secundario el que la tierra aún tiemble, frente a la preocupación de un comercio que se mueve lentamente, la falta de servicios básicos, el alejamiento del turismo o el retiro de la pesca –de dorado o pinchagua– a zonas más profundas y alejadas de Muisne.

La obra en construcción de un puente peatonal de 350 m de largo, que ya une al continente con la isla, desde hace más de tres meses se ha transformado en una esperanza, en especial para quienes no quieren salir de su isla a una vivienda segura de 40 m² en la entrada a Bunche, zona en la que se levanta un proyecto habitacional al que los pobladores lo llaman el Nuevo Muisne.

Publicidad

Ante datos gubernamentales de que la isla es una zona de alto riesgo para terremotos y tsunamis, la propuesta de reubicación voluntaria tiene quienes la aceptan por seguridad, la quieren con condiciones o la rechazan bajo el lema “No nos vamos, aquí nos quedamos”, impregnado en banderas que están a lo largo de toda la isla.

Grover Chica, presidente de la Asamblea Ciudadana de Muisne, afirma que los habitantes de la cabecera cantonal exigieron el puente porque creen que la vida en la isla puede continuar con un turismo fomentado y la explotación de sus recursos marinos. Para él, la mayor parte de la población tiene la intención de seguir en la isla y analiza que quienes quieren salir al continente son una mezcla de aquellos que perdieron todo en el terremoto y un grupo de “vivos” que buscan tener otra casa.

Angélica Flor ve como urgente que se revise la lista de beneficiarios de viviendas, pues hay casos como el de su madre, Rosa Piloso, que a pesar de tener una casa inhabitable no ha sido tomada en cuenta para un nuevo techo. A Flor, vecinos de la dañada casa 4-24 en la isla le piden por seguridad que la derribe, pero les responde que no tiene dinero y peor su madre de 55 años, quien vive junto a ella desde hace un año en Pueblo Nuevo.

Publicidad

Al 5 de abril pasado el programa habitacional Muisne III, el cual se construye en la entrada a Bunche, tenía construidas ocho estructuras completas de cuatro viviendas cada una, seis estructuras con primeras plantas completas y cinco estructuras en cuerpo de hierro.

Según el Plan Reconstruyo Ecuador, este proyecto contará con 300 viviendas sismorresistentes con todos los servicios básicos. En el último informe trimestral del Plan Reconstruyo, de febrero del 2017, en el cantón Muisne hay cinco albergues abiertos –tres en Muisne y dos en Chamanga– con un total de 438 familias en su interior.

Publicidad

Marieta Bolaños y Jairo Quiñónez están en orillas contrarias en el tema de dejar la isla de Muisne. Bolaños apunta que la medida de evacuación total debe tomarse luego de un estudio profundo y Quiñónez aclara que desearía salir de Muisne, pero piensa que la oferta no solo debe hablar de casas y seguridad, sino también de fuentes de trabajo.

Este último año, la decisión de dejar o no la isla para reasentarse en un nuevo sitio, cuenta Fabián Montalvo, dueño del hotel Calade, ha estado matizada por la falta de un poder político local que gestione y administre los recursos o coordine la distribución de la ayuda humanitaria.

En menos de un año el cantón Muisne ha tenido tres alcaldes. El 5 de abril último, Jorge Tello cumplía algo más de diez días como alcalde oficialmente posesionado por el poder electoral. Él reconoce que la inestabilidad política local ha evitado que la zona afectada por el terremoto se desarrolle, pero aclara que la prioridad es retomar el contacto con las entidades del Gobierno. (I)

5
albergues abiertos hay en Muisne con 438 familias en su interior.

Publicidad

Apuntes
Sector

Créditos
En sus primeros días de labor, Jorge Tello, alcalde de Muisne, explicó que no solo ha logrado que el secretario técnico del Comité de Reconstrucción, Carlos Bernal, vea al cantón como una zona prioritaria para obras, sino también que ha conversado con algunas ONG y gestionado con autoridades del Banco de Desarrollo créditos para obras como agua potable y alcantarillado sanitario y pluvial.

Solo turismo
La isla de Muisne, desde la perspectiva del Gobierno, es que quede solo para turismo durante el día y no sea habitable permanentemente.