En una esquina del parque central de Jama, en el norte de Manabí, hay una ramada con paredes de caña guadúa y techo de zinc. Parece una vivienda de aquellas que se improvisan en las periferias de algunos cantones de la Costa. Pero no, allí funciona el Cuerpo de Bomberos de Jama. Están las oficinas administrativas, la bodega, el área de atención al público. Los seis bomberos hacen guardia por turnos bajo un galpón aledaño donde está la motobomba.

“Ya no sé qué hacer. Cuando llueve, toca estar moviendo los papeles y cosas de lado a lado para que no se mojen. Somos la entidad que actúa en caso de desastres y merecemos mejor suerte”, dice María Ramírez, comandante de la entidad.

Esta realidad, que no es exclusiva de Jama, ya lleva un año, desde el terremoto del 16 de abril de 2016, que afectó principalmente a Manabí y Esmeraldas. Instantes después del movimiento de magnitud 7,8 en la escala de Richter, que destruyó poblaciones y provocó 671 muertos, según cifras de la Fiscalía, fueron los bomberos los primeros en actuar en las tareas de rescate. No tenían equipos para este tipo de desastres, tampoco los tienen hoy. Por ejemplo, para levantar paredes y salvar a personas atrapadas usaron, en algunos casos, gatas de carro. Deberían hacer lo mismo, dicen sus miembros.

Publicidad

Pese a ello y a que el sismo también causó graves daños en los cuarteles, la situación crítica, según la mayoría de comandantes cantonales, no ha cambiado este año. ¿Qué sucedería si hubiese un desastre similar al del 2016? “En nuestro caso estaríamos peor que hace un año, porque hasta lo poco que teníamos de equipos se perdió cuando cayó la casa de dos plantas”, dice Ramírez.

En igual o peor situación están los organismos en Pedernales, Calceta y Bahía de Caráquez. También los bomberos esperan cambios y apoyo en Portoviejo, Manta y Calceta.

Lea también: Entre muerte y escombros aún se oyen latidos

Publicidad

En Pedernales, el cantón más golpeado por el terremoto, por estar a 20 km del epicentro, la casa de los bomberos quedó con sus paredes caídas y cuarteadas. Hoy, el dormitorio para cuando los doce bomberos hacen guardia tiene una pared rota y la otra con una inscripción de riesgo.

Reinaldo Canchingre, comandante de la entidad, dice que después del terremoto están “en las mismas”. “El Gobierno Nacional hubiera apostado a obras viendo las necesidades de los pueblos que han quedado destruidos; nos hubiera dado ambulancias, equipos para cualquier eventualidad y prestar ayuda con herramientas adecuadas. Pero no. Si se repitiera, estamos con las manos vacías, con dos camionetas hacemos poco”, reclama.

Publicidad

Según Canchingre, una compañía les regaló un taladro pequeño. El Estado, un sistema de comunicación con ocho radios. Hay un proyecto del Ministerio Coordinador de Seguridad para dotar de cuarteles nuevos, “pero no va más allá de ofertas”.

El sistema de radios también llegó a Jama, pero no se lo usa porque la repetidora de CNT, con la que se enlazan, no ha sido reparada, según Ramírez.

Lea también: Bomberos y CTE rescatan a sobreviviente entre los escombros en Portoviejo

Paredes cuarteadas y un edificio demolido también tiene el Cuerpo de Bomberos en Bahía de Caráquez. Y allí funciona. En la fachada de la primera planta está una pared rota y junto funciona el centro de mando, con una computadora y radios. Los bomberos pernoctan en una carpa, en un terreno aledaño.

Publicidad

“Hemos puesto oficios en el Ministerio Coordinador de Seguridad, en la Secretaría de la Reconstrucción, para que nos ayuden en la rehabilitación del edificio. Hay propuestas de querernos ayudar, pero ya mismo se termina este Gobierno y nada”, refiere José Ordóñez Uscocovich, comandante.

Destaca la necesidad de atención, pues en el terremoto, el 74% de las viviendas de este cantón resultaron afectadas.

En Portoviejo, el edificio del organismo sufrió severos daños y fue demolido. Un buen tiempo funcionó en un terreno de la periferia, en contenedores y cabañas. Hace dos meses, la parte operativa está en el solar donde estaba el cuartel, con instalaciones improvisadas, mientras que el área administrativa está en el antiguo aeropuerto Reales Tamarindos. Los bomberos de guardia, el martes, por ejemplo, se protegían del sol bajo una carpa y entre herramientas.

No obstante, William Salazar, comandante designado por el Municipio, que asumió el manejo del organismo hace tres meses, dice, a diferencia de otros directivos, que el Gobierno y el Municipio los ha atendido, que hay un proyecto para un nuevo cuartel.

En Calceta y en Manta también hay necesidades. (I)

Datos clave
La realidad

Pedernales
Población por atender: 80 mil habitantes. Presupuesto: en el 2015, $ 380 mil; en el 2016 bajó el 52%; en el 2017 aspiran a recaudar $ 280 mil.Personal: 12 bomberos rentados, 3 administrativos.

Jama
Población por atender: unos 23 mil habitantes. Presupuesto del 2015, $ 50 mil; en el 2016 bajó a $ 30 mil. Personal: 6 bomberos y una administrativa.

Sucre
Población por atender: 120 mil personas. Presupuesto del 2015, $ 500 mil; el 2016 bajó a $ 430 mil. Está conformado por las compañías de Bahía de Caráquez, Leonidas Plaza, San Isidro, San Clemente y Charapotó.