Apenas bajó del auto que lo trasladó desde la terminal de Portoviejo hasta la central de bomberos de esta ciudad (calles Córdova y Ricaurte), Isaac no pudo disimular su alegría.

Bomberos rentados y voluntarios le tenían una sorpresa el jueves por sus 7 años. Una calle de honor y múltiples muestras de afecto recibió este niño que desde hace 17 meses lucha contra la leucemia.

Una mascarilla que se ha vuelto inseparable por semanas lo acompañó a recibir obsequios de parte de bomberos, quienes incluso se vistieron de payasos, animaron y hasta pintaron caritas de niños, hijos de bomberos y parientes de Issac que fueron invitados.

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“Fue una sorpresa para él. Él se ha quedado hipnotizado de ver que personas que no son su familia, que son ángeles, se han preocupado por mi hijo, desde que lo conocieron y ellos están al tanto de cuántos años tiene el niño, que cómo va con la quimioterapia y siempre atentos con mi hijo”, señaló Maricela Pillasagua, madre del menor.

William Mera, segundo jefe del Cuerpo de Bomberos de Portoviejo, indicó que hace dos meses Pillasagua se acercó a su oficina y le indicó que Isaac, pese a su quebranto de salud, anhela ser bombero.

Antes de esta fiesta los bomberos ya tuvieron un acercamiento con el pequeño. Lo fueron a ver a su casa en la parroquia Picoazá (20 minutos del centro de Portoviejo), en un carro bombero y luego lo hicieron participar en actividades.

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“Y aquí le organizamos, con el apoyo de los bomberos rentados y la autorización del comandante William Salazar, una pequeña fiesta”, resaltó Mera.

Juegos y bailes le hicieron olvidar por un momento de sus dolencias, que surgieron con pequeños desmayos y bajas en los niveles de plaquetas.

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Pillasagua asegura que Dios cuida de Isaac, quien pese a las jornadas de tratamiento no pierde su anhelo de vestirse de rojo, como lo hacen sus amigos, aquellos que por un instante dejaron sus actividades y demostraron su afecto. (I)