En medio de terrenos erosionados, parcelas de cultivos y casas que ya no son de adobe, sino de cemento y algunas hasta de tres plantas, un pequeño espacio verde, rodeado de árboles alisos, rañas, wavisais, plantas medicinales, ají, maíz y muchas flores aparece una de las pocas casas de grandes ladrillos de lodo, la comunidad Kushi Waira, de la parroquia Tarqui y que es parte del proyecto ambiental, turístico y cultural de esta comunidad.

El lugar se torna mágico con la suave melodía que trae el viento, de una “ruca flauta” (instrumento de madera vieja que da una sonoridad ronca) que se escucha a lo lejos, en la parte más alta y se observa la silueta de un delgado y pequeño personaje que la toca.

Al ingresar a la casa, que también tiene partes construidas con desperdicios de madera de eucalipto que hay en los alrededores, el tenue frío del exterior desaparece y las dos ventanas ubicadas a cada lado no alumbran lo suficiente para divisar la llegada de Alfonso Saquipay, impulsor de este proyecto desde 1997.

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Hace 20 años, un grupo de Médicos del Mundo llegó hasta el lugar y luego de emprender en un proyecto de atención médica permanente para niños menores de cinco años, apoyó la iniciativa de Saquipay para que en el sitio también se difunda el turismo y tuvo apoyo de la Fundación Hambi Runa.

Varios proyectos se emprendieron para siete comunidades de Tarqui, pero al momento solo el de Kushi Waira (Vientos de Suerte, en español), se mantiene sorteando varias dificultades económicas.

Aún así, Saquipay impulsa un nuevo momento del proyecto, desde hace unos años decidió que su preparación en música popular, que la practicó desde niño en las fiestas y los rituales comunitarios, le serviría para rescatar instrumentos musicales y también la música de sus abuelos.

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Ahora cuenta con la guagua flauta, el ruco o guagua pingullo, la chirimiya y la bocina. “El tronco largo del penco cuando muere queda hueco y es el momento para utilizarlo como instrumento que comunica a la gente”, dice el artesano músico.

Cinco mujeres se sumaron al proyecto, una de ellas Rosa Timbe, quien a más de aprender a tocar la guitarra y otros instrumentos de acompañamiento enseña a los turistas la forma de cocinar los productos típicos, como los granos tiernos que se cultivan, todo tipo de calabazas como el sambo y los cuyes y gallinas runas o criollas que cuidan en el lugar.

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Luego de tomar energía, estas mujeres y Saquipay son guías de caminatas especialmente hasta la parte más alta del Hatún Urco (Montaña Alta), en donde realiza limpias energéticas, de florecimiento y desintoxicación con las plantas nativas del bosque cercano a la zona.

Contacto
En la comunidad únicamente se atiende a grupos organizados, para lo cual se debe contactar con Alfonso Saquipay al teléfono 099-747-6337.

Turismo
Los turistas pueden recorrer el Hatun Urco; el Camino del Inca; el Centro Kushi Waira, donde se pueden adquirir instrumentos musicales de viento fabricados por los habitantes: dulceinas, rondadores, bocinas, flautas, quenas, pingullos. (I)