Lleva dos días sin poder dormir. Y anoche iba a ser la tercera ocasión que pasaría en vela, cuidando a los suyos. Y aunque ya está sellado el hueco que los ladrones hicieron en la pared del patio de su casa, para entrar y asaltarlos, se siente intranquila. Dice que teme que los delincuentes vuelvan y cumplan con las amenazas que les hicieron, si los denunciaban.

“Dijeron que regresarían y nos entrarían a plomo (a balas)”, cuenta. Teme más porque les tomaron fotos, les anotaron los números de placas de los carros y se les llevaron documentos y los celulares del hogar.

Sus hijos tampoco quieren estar solos en casa. No pueden ir ni al baño. La esposa del hogar cuenta que todos han quedado nerviosos por la forma en la que los asaltaron en el interior de su vivienda, a la que consideraban segura, en una urbanización privada de la zona urbana de Samborondón.

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Los delincuentes, recuerda la progenitora, denotaron experiencia en estos delitos, ya que usaron guantes en todo momento y se medían y decían el tiempo que iba transcurriendo. “Ponte los guantes, mira lo que estás haciendo, te estas sacando los guantes, póntelos”, le gritó uno de los antisociales a otro.

La tranquilidad de una familia que dormía en su casa, en la etapa Brisas de Ciudad Celeste, se irrumpió a las 03:00 del sábado último, cuando tres sujetos armados y encapuchados entraron al cuarto de la hija de 14 años del jefe de hogar.

Los antisociales la obligaron a llevarlos al cuarto de su papá, cuya puerta con seguro no pudieron abrir. Al salir, la adolescente ve a tres encapuchados más en la escalera de la casa. Todos, armados. Temblando, ella golpeó la puerta del cuarto de su papá y le pidió que salga. Al abrir, el jefe de hogar quedó sin reacción al ver la escena: seis delincuentes apuntaban con armas a su hija. “Tírate al piso, arrodíllate, no les vamos a hacer nada, esto es un asalto”, le dijeron a la dueña.

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Tras despertar a los miembros de la familia y a unos parientes que se encontraban en la casa y llevarlos a un solo cuarto, los delincuentes le pidieron a la esposa que le ayude a su pareja a desmontar los televisores, que finalmente se robaron.

“Todos estábamos nerviosos, llorando, pero ellos nos decían que no hagamos bulla, que no querían luces encendidas, que colaboremos, que entreguemos el dinero, lo que tengamos, todo lo de valor”, recuerda.

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La mujer cuenta que, aunque no los golpearon, intimidaron a los niños. El día del asalto estaban siete menores de edad en casa. “Amenazaban a los niños, los asustaban, les decían cosas fuertes, como: este de aquí mató a cuatro personas”, cuenta.

“Ellos pedían recomendaciones, ¿quién más por aquí?, dime, dime, recomiéndame tú a quién puedo robar de aquí”, le repetían a la señora.

Los seis delincuentes entraron por un hueco que hicieron en la pared que da hacia unos arrozales. Ella dice que tal vez por el ruido de los aires acondicionados no escucharon los golpes. Por ahí también salieron y se llevaron TV de 60 pulgadas, de 50, de 32 y de 24; electrodomésticos, ropa, joyas, laptops, celulares, dinero... Una bicicleta y una impresora dejaron botadas en el arrozal.

En un operativo por tierra y aire, la Policía detuvo a dos antisociales, que están con prisión preventiva. Los esposos se enteraron que uno de los detenidos era expolicía y el otro había estado preso en tres ocasiones, una de estas por robo.

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Este Diario pidió ayer más información a relaciones públicas de la Policía, pero se dijo que no tenían información. (I)

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antisociales asaltaron la vivienda en Samborondón el sábado.