Múltiples huellas, recuerdos y anécdotas alrededor de destacados personajes que vivieron o pasaron en la ciudad de Guayaquil serán traídos a la memoria en el conversatorio titulado ‘Señales de vida’.

Este encuentro se realizará este miércoles, a las 19:00, en la sala Jorge Pérez Concha de la Casa de la Cultura del Guayas, con la participación de los escritores Edwin Ulloa y Jorge Martillo; y el coleccionista de música Alfredo Enderica.

‘Señales de vida’ es parte del proyecto ganador de fondos concursables del Ministerio de Cultura y Patrimonio, propuesto por Martillo y quien seleccionó 50 historias de artistas, compositores, cronistas, deportistas, escritores que dejaron huella por la ciudad porteña para ser recogidos en un libro, próximo a editarse.

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De entre el medio centenar de personajes históricos, se destacan las memorias de Julio Jaramillo, Joaquín Gallegos Lara, Pablo Neruda, Fresia Saavedra, Adalberto Ortiz, Guido Garay, Luis Miranda, Jorge Swett, Miguel Donoso Pareja, Carlos Rubira Infante, Olimpo Cárdenas, Lucho Silva, Hugo Mayo, Angelo Negri, José Antonio Campos, Olga Gutiérrez, Daniel Santos, Rosario Sansores, Oswaldo Guayasamín, Jacinta Sandiford, Pepe Jaramillo, entre otros.

Una recopilación de semblanzas y una galería de personajes, en su gran mayoría ecuatorianos, que Martillo entrevistó en unos casos, y en otros, conoció su vida y obra a través de archivos y de informantes. Y que, en su tiempo, fueron publicados en su desaparecida columna sabatina ‘Señales de vida’ de diario EL UNIVERSO y otros medios impresos.

“Mi interés siempre ha sido la cultura y lo popular. Creo que todos tienen una historia que contar. Historias que hay que atrapar y contar empleando diversas herramientas del periodismo, técnicas literarias, la ética y además el olfato”, relata Martillo.

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“Las crónicas han sido actualizadas y transformadas. Lamentablemente, gran parte de los personajes contemporáneos han fallecido, pero mientras no los ignoremos, siempre estarán vivos, porque un excelente personaje, como una buena historia, es como una brasa cenicienta que si la vuelves a soplar debidamente, esta se vuelve a encender”, concluye. (I)