Las constantes e intensas lluvias que caen casi a diario en Guayaquil han provocado problemas a conductores, quienes han tenido que empujar sus vehículos apagados o han debido pagar uno, dos y hasta cinco dólares para que lo apoyen. Otros, como Rosa Mora, han tenido que sentarse a un lado de su carro y esperar a que un familiar o una grúa los remolque.

El martes pasado ella circulaba en su camioneta Mazda por la avenida José Rodríguez Bonín. Eran las 16:30. Todo iba bien, la mujer se dirigía al Riocentro Ceibos para dejar una mercadería. Sin embargo, cuando intentó cruzar el paso que conecta con la avenida del Bombero el carro se le apagó.

“Por el agua no me di cuenta que había varios objetos en la calle, que dañaron una de las llantas”, dijo Mora. Por la precipitación, esa conexión vial se convirtió en un río.

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El mecánico Julián Vilema, que tiene su taller en Brasil y Guaranda, en el centro de la ciudad, indica que el agua acumulada daña o influye indirectamente en la avería de varias partes del auto.

“Se daña la suspensión, las juntas, la computadora, el distribuidor, el alternador. El agua desgasta las piezas”, señala Vilema. En su taller han ingresado cinco vehículos por problemas de lluvias en estos días.

En la calle Víctor Emilio Estrada, en Urdesa, decenas de autos se han dañado en estos días que hubo inundaciones. Conductores con rostros de preocupación esperaban a que dejara de llover.

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Con los vidrios de las ventanas subidos trataban de evitar que les salpique el líquido, pues cuando pasaban buses se elevaban olas que golpeaban las carrocerías de los vehículos atascados por el tráfico.

La calle Costanera se anegó por completo la tarde del martes. Israel Alarcón circulaba por la Víctor Emilio Estrada y casi al llegar a Costanera el motor de su carro se apagó. Intentó, en vano, encenderlo.

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Alarcón desistió, se bajó de su vehículo y con la ayuda de un agente de tránsito empujó el carro. Luego de alzar la tapa de la máquina, el conductor vio que esta estaba mojada.

Metros más adelante, otros dos carros estaban estacionados y tenían el capó alzado. Enrique Machuca, dueño de uno de los autos averiados, dijo que se mojó el distribuidor.

“Me quedé botado, ven a verme, trae una banda para remolcarme”, le dijo por celular a su hermano.

Franklin Muñoz, dueño del taller Check Motors, ubicado en las calles Babahoyo y Andrés Marín, en el barrio Garay, recomendó que en casos de calles inundadas, los conductores no deben de dejar de acelerar para evitar que el agua ingrese por el tubo de escape.

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“El problema es más con los autos que con los vehículos 4x4. Para que el carro se apague basta que se mojen las bujías y la bobina. Basta que el agua llegue a la mitad de la rueda y que se avance a 20 kilómetros por hora para que se mojen estas piezas y se apague el carro. Si hay que cambiar los cables de la bobina, el arreglo podría costar unos 120 dólares”, explicó.

En el taller de Muñoz han ingresado en esta semana seis carros con problemas en el sistema eléctrico provocados por las lluvias. (I)