La situación macroeconómica y la generación de empleo es uno de los ejes de los planes de gobierno de los dos contendientes en la segunda vuelta electoral.

Al calor de los discursos sobre la tarima, durante los recorridos o en entrevistas con los medios de comunicación, los planes de gobierno presentados inicialmente ante el Consejo Nacional Electoral (CNE) por los candidatos presidenciales Lenín Moreno y Guillermo Lasso se fueron retroalimentando durante la campaña de la primera vuelta electoral. Y tras ella las ofertas toman fuerza.

Han sido propuestas focalizadas, en algunos casos, en medidas concretas sin especificar de forma certera cómo se concretarán, coinciden analistas consultados. Algunas de estas nuevas ofertas (fuera del plan) han quedado plasmadas en documentos y trípticos subidos en los sitios webs oficiales de ambas candidaturas.

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El oficialista Moreno, por ejemplo, ofreció incrementar el Bono de Desarrollo Humano, de $ 50 a $ 150, el 1 de febrero pasado en una conferencia realizada en la Cámara de la Construcción de Quito. Este aumento sería en función del número de hijos o familiares con discapacidad “de acuerdo con la situación de la persona... Con esto erradicaremos la pobreza extrema en dos años”, señaló.

Los planes de gobierno originales han crecido durante la campaña electoral en función del pulso político que se ha dado entre estas dos candidaturas”.Decio Machado, Analista

Desde entonces, la campaña de Moreno ha resaltado también el aumento de las pensiones de los adultos mayores que inicialmente iba a ser de $ 50 a $ 85, pero finalmente quedó en $ 100 al mes para los mayores de 65 años de edad.

El analista y consultor político Decio Machado afirma que ambas propuestas no fueron contempladas inicialmente o “al menos no fue la lógica que posicionó Moreno al inicio de la campaña (el 3 de enero pasado), eso aparece después en algún momento y empieza a ser uno de los ejes fuertes para mantener el voto de los sectores más humildes, que ha sido un voto clientelar en estos diez años del correísmo”, asegura.

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De igual manera, el opositor Lasso ha realizado declaraciones en las que ha ido incorporando ofertas como el compromiso de respetar la institucionalidad gremial de la Unión Nacional de Educadores. Incluso realizó más concreciones el 3 de marzo pasado cuando ratificó que mantendrá el subsidio al gas de uso doméstico y la gratuidad de la salud y de la educación pública. Previamente, en enero pasado en Cuenca, manifestó que mantendrá congelado el precio del gas.

“El problema con esto es que (estas ofertas) no forman parte de los programas (de gobierno) registrados en el Consejo Nacional Electoral, con lo cual se corre el riesgo de que dentro de un año queden en el olvido. De alguna forma el único plan de gobierno que quedará registrado como compromiso real es lo que se registró previo al arranque de campaña en el CNE, donde los binomios tienen la obligación de registrar su plan oficial”, dice Machado.

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Julio Echeverría, analista y docente de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, afirma que los planes de Gobierno de ambas candidaturas se han centrado en los temas que más aquejan al ciudadano, como el empleo y, en el plano macroeconómico, el desfinanciamiento del Gobierno central y el impacto del endeudamiento desde los modelos económicos que cada postulante enarbola.

Más allá de las ofertas, lo que se debate (para el balotaje) son dos modelos de gestión de la política económica y de institucionalización política”.Julio Echeverría, Analista

El uno, dice Echeverría, encarnado por Moreno cuyo plan se sintetiza en mantener lo que está bien y hacer cambios sin casi especificar cuáles serían. Y el otro, agrega este especialista, representado por Lasso con planes de reforma de la institucionalidad política y económica contrarios al correísmo.

En esa lógica, plantea Echeverría, los planes y el discurso de la campaña evidencian las ofertas enfrentadas ante, por ejemplo, la apertura de la economía. “El un caso (Lasso) el modelo es la apertura hacia la inversión externa, búsqueda de equilibrio macroeconómico, la reinstitucionalizon de los principios del estado de derecho. El otro caso (Moreno) es un modelo que apunta a consolidar las líneas del extractivismo y del rentismo económico en lo que tiene que ver con la política económica. Y por el lado de la institucionalidad, a reforzar las líneas del hiperpresidencialismo y la reducción de las instancias democráticas de fiscalización y control”, asegura.

Un criterio similar tiene Vicente Albornoz, analista económico y catedrático de la Universidad de las Américas, sobre las políticas públicas planteadas para conseguir la recuperación de la economía nacional.

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Para él, las propuestas de Moreno, entre las que se incluye el incremento de bonos, requerirán que al menos se mantenga el nivel de gasto público, lo que sería insostenible frente al déficit fiscal: “En el 2016, el presupuesto general del Estado tuvo un déficit de casi $ 8 mil millones. Se gastó $ 24 mil millones y se tuvo ingresos por $ 16 mil millones, lo que indica que de cada $ 3 que se gastó el Gobierno, un dólar fue deuda, lo que refleja unas finanzas públicas apretadas”, dice.

Además, añade Albornoz, el próximo régimen necesita atender el endeudamiento público que dejará su impacto en la economía durante los próximos cinco años, periodo en el que se debe cubrir el grueso de esa deuda. (I)