Las alertas por los niveles de turbiedad del río Daule, fuente de donde se extrae el agua que se procesa y se distribuye como potable para la población de Guayaquil, se dan en cada proceso invernal y su frecuencia depende de la intensidad de las lluvias, afirma Ilfn Florsheim, gerente de Comunicación de la concesionaria Interagua.

El problema del arrastre de sedimentos es influenciado en parte, según José Luis Santos, gerente de la Empresa Pública Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Guayaquil (Emapag EP), por el nivel de deforestación que hay en las riberas antes de que el río pase por la planta La Toma.

Este es uno de los problemas que se contempla enfrentar con el Plan de Conservación de la Cuenca del Río Daule, que se elabora este año como parte de las acciones del Fondo para la Conservación del Agua de Guayaquil creado en 2015.

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El plan es diseñado por la Universidad Católica Santiago de Guayaquil y se financia con un crédito no reembolsable de $ 100.000 del Banco de Desarrollo de América Latina CAF y el aporte de Emapag EP por $ 26.357. La etapa de diagnóstico del estudio terminará durante la primera semana de marzo, asegura Santos.

Mientras, se tiene previsto que el plan esté listo a finales de este año por lo que las acciones que contemple se desarrollarán a partir del 2018. Estas incluyen el control de la erosión, el uso racional de agua para riego y centros urbanos, el control de la polución de las aguas, la recuperación de las áreas degradadas, dice Santos.

La idea, agrega el funcionario, es evitar que se desmejore la situación ambiental del Daule, lo que pudo influir en el costo del servicio de agua: “En el diagnóstico tendremos el uso de suelo, el nivel de deforestación, la distribución de la población”, afirma. (I)