El papa Francisco recibió ayer a unos treinta obispos de Chile, quienes celebran la tradicional visita “ad limina” cada cuatro o cinco años al pontífice y al Vaticano, informó la oficina de prensa de la Santa Sede.

Durante la reunión, que duró tres horas, los obispos abordaron los problemas de la Iglesia chilena, entre ellos la formación de los seminaristas y el fenómeno de la pederastia en la Iglesia, según indicó la página religiosa Rome Reports.

En la lista de obispos presentes figuraba el obispo de Osorno, Juan de la Cruz Barros, cuya designación en el 2015 fue duramente criticada por una parte de la opinión pública y decididamente defendida por el papa Francisco.

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Barros fue cuestionado por sus vinculaciones con el sacerdote Fernando Karadima, un influyente formador de obispos que el Vaticano declaró culpable por abusos sexuales ocurridos en la década de los 80.

“Ha sido una experiencia muy hermosa de comunión eclesial, con un papa que nos escuchó y alentó en nuestra misión, en un espíritu de diálogo, de mutua comprensión, de estímulo a la evangelización y a la misión de la Iglesia. Creo que todos hemos salido muy contentos”, aseguró Fernando Ramos, obispo auxiliar de Santiago y secretario de la Conferencia Episcopal.

El cardenal Ricardo Ezzari Andrello, entre los prelados más influyentes de la Iglesia chilena, contó que se examinó también el conflicto entre los indígenas mapuche con el Estado chileno por tierras que consideran propias. (I)