Eran las 07:30 y en los exteriores de la Unidad Educativa San Francisco de Quito (Naciones Unidas y Japón) decenas de simpatizantes de Alianza PAIS esperaban la llegada del presidente de la República, Rafael Correa. Minutos antes, el jefe de Estado había participado en la inauguración oficial de los comicios en una ceremonia en la Cima de la Libertad.

Entre la comitiva que lo aguardaba estuvieron los ministros de Finanzas, Patricio Rivera; de coordinación de Política Económica, Diego Martínez; el canciller Guillaume Long, y el de Educación, Freddy Peñafiel. También estaban una serie de candidatos a asambleístas, entre los cuales estuvieron María José Carrión, Pavel Muñoz, María Soledad Buendía y otros.

Los gritos de “gratitud, gratitud, presidente” se escucharon en el recinto que se vio, por unos minutos copado al arribo del primer mandatario. Correa llegó hacia las 08:00 al lugar de votación, rodeado por una nutrida seguridad, vistiendo un terno azul y su típica camisa blanca con bordados de motivos andinos.

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Tras ejercer su derecho al voto, el mandatario comentó que las encuestas daban cuenta de que habría una sola vuelta. “Se quiere hacer todo un marco de que va a haber segunda vuelta. Las encuestas dicen claramente lo contrario”, dijo.

El mandatario, que estuvo también acompañado por la vicepresidenta encargada, Sandra Naranjo, y el titular de la Secretaría Nacional de Comunicación (Secom), Patricio Barriga, llamó a los ciudadanos a votar “con alegría, con optimismo, con fe” en ellos mismos, “con fe en el futuro” y sin odio ni revanchismo, sino con orgullo por lo que se ha conseguido, “pero también motivados por todo lo que falta por hacer”, dijo.

Hacia las 16:30, el presidente Correa, que había estado primero en la sede de Alianza PAIS (ubicada en la avenida de los Shyris) donde se había anunciado que recibiría el resultado electoral, salió y se dirigió hasta el Hotel Quito para recibirlos ahí junto al binomio oficialista (Lenin Moreno y Jorge Glas).

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En el sector de la Tribuna de los Shyris estaba preparada una tarima de celebración de los oficialistas. (I)