La desesperación de la gente por abordar un bus o, en último caso, un taxi era tal que se formaron filas tanto en el carril derecho, pegado a la vereda, como en el parterre central de la vía Perimetral, algo inusual por ser el lado por el que los vehículos circulan a velocidad.

Cientos de personas copaban ambos espacios en sentido noroeste-sur, pasadas las 10:00 de ayer, en una jornada electoral que en la ciudad se intensificó a partir de esa hora. La oferta ambulante de comida y los congestionamientos vehiculares primaron en las calles.

Los grupos esperando transportarse se evidenciaron en varios tramos, desde la salida del Mercado de Transferencia de Víveres hasta la isla Trinitaria.

Publicidad

Sudorosos y fastidiados, los usuarios del transporte público aducían tener hasta dos horas esperando buses, pero todos pasaban repletos de pasajeros y por eso los conductores ni siquiera abrían las puertas en la luz roja del semáforo.

“Es la primera vez que pasa esto, oiga. Ni los taxis le quieren parar a uno y en este sol que hace”, refirió Gaby Moreno, moradora de la cooperativa Vencer o Morir, en la isla Trinitaria.

Ella y sus dos hijos esperaron por una hora junto a una multitud que, enardecida ante la negativa de los choferes de abrir las puertas, golpeaba con las manos las carrocerías de las unidades urbanas.

Publicidad

Moreno quería subirse en un bus de la línea 16 para dirigirse a la cooperativa Nueva Granada, en el Guasmo central, para sufragar en ese sitio.

En las inmediaciones de los recintos electorales el caos vehicular desesperó a los conductores. Avenidas como de las Américas, calles como Aguirre, Clemente Ballén y demás dieron cuenta de aquello.

Publicidad

La av. Delta, en sentido norte-sur, por la Universidad de Guayaquil, estuvo cerrada, los comerciantes la abarrotaron.

Quienes iban al centro tenían que esperar más de 15 minutos para avanzar.

La calle Chimborazo, desde Calicuchima hasta Gómez Rendón, estuvo cerrada. En Esmeraldas también hubo caos. (I)