A las 14:00 de ayer la iglesia Sagrado Corazón, en La Armenia, en uno de los valles quiteños, ya estaba abierta. Obispos y religiosos entraban y salían del funeral de monseñor Luis Alberto Luna Tobar, quien había fallecido en las primeras horas de la mañana, a los 93 años.

Su cuerpo, ataviado con vestimenta de obispo, permanecía impecable. El sitio lucía adornos y flores. A un costado había una pantalla donde se pasaban diapositivas del finado.

Su vecino, Claudio Alcides Amagua, llegó con una guitarra a la sala para entonar un par de canciones. Su hermana, Inés Luna Tobar, se acercó al féretro y luego de unos minutos se sentó a contemplar el lugar.

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“Fue una muerte dulce, fue como que se durmió”, contó Juan Carlos Garzón, director de la Casa Sagrado Corazón. Además, relató que en los últimos minutos de vida del sacerdote estuvieron presentes monseñor Fausto Trávez, arzobispo de Quito, y monseñor Marcos Pérez, de Cuenca. Ellos habían llegado a visitarlo a primera hora de la mañana.

Por la tarde se realizó la misa de cuerpo presente. Hoy habrá otra en la iglesia Santa Teresita y luego los restos serán llevados a Cuenca. (I)