Cuando un crucero entra en un puerto no siempre desembarcan todos los viajeros. Mucho de ello depende de lo atractiva que sea la ciudad, los tours que se ofertan para las horas en las que permanece el buque y, por supuesto, el costo de estos paquetes.

Al estar Guayaquil en la ruta de los cruceros de las líneas navieras, las agencias de viajes y los artesanos que ofrecen sus productos en los muelles están especializándose cada vez más en conocer los gustos de esos pasajeros que bajan a la urbe.

De los barcos que han acoderado en los últimos meses en Guayaquil, se estima que entre el 60% y 7o% de los viajeros desembarca para tomar un tour por la ciudad o zonas cercanas.

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Con el reciente arribo del MS Artania, que llegó el domingo y abrió la temporada de cruceros de este año, pasó algo similar. De los 1.100 pasajeros, cerca de 700 cogieron tours. El resto se quedó en la nave.

Cada citytour incluye por lo menos tres sitios de visitas. Uno de ellos, por ejemplo, arranca con un paseo por el parque Seminario, visita a un local de venta de sombreros de paja toquilla y una hacienda cacaotera, en la vía a la costa.

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Victoria Rodríguez, guía de la agencia Ecuadorian Tours, que recibe cruceros en Manta y Guayaquil, afirmó que los europeos que vienen a la ciudad gustan mucho de lugares para contemplar la naturaleza. Así, entre las opciones se ofrecen visitas a la isla Santay. “Los alemanes gustan más de la naturaleza”, dijo Rodríguez.

Los alemanes Bárbara y Uwe Carsten arribaron el domingo en el MS Artania y estaban entusiasmados por conocer una hacienda chocolatera, por lo que decidieron coger un tour que incluyera esa alternativa. “Solo conocíamos algo de las islas Galápagos, que el país está en la línea ecuatorial y por lo que hemos visto nos gusta mucho la vegetación, la tagua”, indicó la turista.

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En los niveles de gastos también se marcan diferencias. Los estadounidenses suelen ser más rápidos al comprar souvenirs frente a los europeos, que comparan más y meditan su compra, señalaron artesanos que exhiben sus mercancías en los muelles donde se reciben los cruceros.

Glenda Manzano, quien expende artesanías desde 2 hasta 50 dólares, afirmó que de los 1.500 pasajeros que vienen en promedio en un crucero, unos 100 suelen adquirir algo de artesanías. “A los americanos les gustan las artesanías, son los mejores compradores, son más entusiastas”, aseguró.

Como hay pasajeros que no salen a la ciudad y prefieren descansar en el barco, hay artesanos que pernoctan en el muelle del puerto las ocho horas que suele estar anclado el buque.

Y entre esa competitiva oferta al pie del barco, los artesanos locales también buscan agregar un elemento diferenciador al momento de mostrar sus artículos. Pilar Emanuel, de la firma Amoretto, elabora sombreros de paja toquilla pintados a mano. Sus artículos tienen precios que van desde los 70 dólares.

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Por dos ocasiones ha montado un estand en el puerto de Guayaquil. La primera vez fue como una especie de prueba, para conocer el mercado. El primer buque que atendió trajo pasajeros que, en su mayoría, eran jóvenes, que más optaron por salir rápido del puerto hacia la ciudad.

“Ahora vienen turistas de otras edades, veamos cómo nos va”, indicó al referirse a cruceros que llegan principalmente con adultos mayores.

En la primera temporada de cruceros, que empieza desde enero a abril, arribarán a la ciudad 10 líneas navieras con más de 5.500 pasajeros aproximadamente, según estima la Empresa Municipal de Turismo.

El jueves 26 de enero llegará el segundo crucero de esta temporada: el Crystal Serenity, de la línea Crystal Cruises. La nave viene con 800 turistas que estarán en Guayaquil hasta las 23:00. (I)