Cinco empresas extranjeras, unas asociadas con firmas nacionales, están en la competencia para realizar los estudios y diseños de lo que se podría desarrollar en los predios del actual aeropuerto José Joaquín de Olmedo, una vez que las operaciones sean trasladadas a la zona de Daular, en las afueras de Guayaquil.

La Autoridad Aeroportuaria de Guayaquil (AAG), fundación municipal que vigila la actual concesión, ha presupuestado $1’125.000 para esos estudios, que deben estar en un plazo máximo de 270 días.

El ganador del concurso deberá, por lo menos, presentar dos opciones obligatorias para el plan masa. Una debe ser un programa inmobiliario para edificios y espacios funcionales y complementarios para viviendas, oficinas, comercios, hoteles, entre otros.

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En cambio, la segunda opción debe estar ligada a atracciones turísticas como parques temáticos naturales (jardines botánicos, aviarios, mariposarios) o parques recreacionales (mecánicos, acuáticos).

El consultor, de manera opcional, debe proponer alternativas con fines adicionales. Además tendrá que recomendar usos para los edificios e instalaciones que existen, según las bases que constan en el portal de Compras Públicas.

El terreno del aeropuerto de la av. de las Américas tiene 200 hectáreas, de las cuales el alcalde Jaime Nebot ha anticipado que 80 se las pretende destinar para áreas verdes y unas 120 para fines comerciales.

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Nicolás Romero, gerente de la AAG, aseguró que ahora se están realizando los análisis de las ofertas presentadas. En los primeros días de febrero será la adjudicación.

“La idea es que esas áreas verdes sean un atractivo turístico, por ejemplo, un aviario gigantesco, con avenidas, árboles, cascadas; otra idea es hacer un jardín botánico, es hacer un parque que sea rentable”, dijo Romero, quien puso como ejemplo áreas similares que ya se han desarrollado en San Diego (EE.UU.) y Singapur.

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El arquitecto y urbanista Rodolfo Rendón cree que se necesita una visión integral del Guayaquil del futuro, a la que deben contribuir todos los grandes proyectos. “No hacerlo con esa lógica representaría el peligro de tener un gran desarrollo inmobiliario, que puede ser de excelente diseño, sustentable y de gran rentabilidad, pero que no aporte positivamente al desarrollo urbano general, o aun peor, lo afecte”, indicó.

Para Rendón, el nuevo desarrollo que se quiere impulsar en los terrenos del aeropuerto es una oportunidad que tiene la ciudad y de ello es responsable no solo el Municipio, sino toda la ciudadanía a través de sus diferentes instituciones.

Actualmente, la firma Tagsa mantiene la operación del aeropuerto, cuya concesión terminará en julio del 2024.

La terminal mueve cerca de 4 millones de pasajeros, aunque tiene capacidad para atender a 7 millones. El año pasado solo tuvo un ligero repunte debido a las condiciones económicas del país. Y este año espera crecer hasta un 2%.

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Días atrás, Ángel Córdova, gerente de Tagsa, dijo que prácticamente la concesión había cumplido con todas las obligaciones en la terminal, que viene operando hace dos años.

La Autoridad Aeroportuaria refirió que la concesionaria solo debe hacer pequeñas cosas puntuales dentro de las inversiones. Romero estimó que solo faltaría cerca de un millón de dólares que deberían invertir para otra banda más para maletas de pasajeros y ampliar casetas de migración. (I)