Decenas de galleros protestaron ayer en Cuenca contra la reforma al Código del Ambiente, que –según los protestantes– en su artículo 146 prohíbe las peleas de gallos.

“Nos sentimos traicionados porque no se respetaron nuestros argumentos en la socialización, en donde demostramos que esta es una actividad ancestral, tenemos raíces hispanoamericanas y no debemos cambiar nuestra cultura”, dijo el gallero Mauricio Paredes.

Según él, solo en Azuay existen mil familias dedicadas a la crianza de gallos para pelea, que incluso viven de esta actividad; pero hay otras que cultivan maíz o producen insumos que estarían afectadas.

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El gallero Carlos Espinoza, quien llegó a la protesta desde el cantón Guachapala, afirmó que la crianza de un gallo representa una inversión aproximada de $ 15 mensuales y la actividad genera trabajo.

Mientras que los activistas por la protección de animales plantean que estas peleas no son tradiciones ancestrales. “No hay un solo documento histórico hispánico, ni prehispánico que diga que es práctica ancestral, tampoco es una actividad patrimonial”, señaló la activista Carmita Ávila.

En Santa Elena también protestaron por este tema. (I)