“Ellas se quedan conmigo”, determinaba ayer Reynaldo Arteaga respecto de sus dos nietas, que quedaron huérfanas luego del fatal accidente de tránsito que segó la vida de 20 personas, 19 de ellas habitantes de la cooperativa Santiaguito Roldós, en el sur de Guayaquil.

Santiago Noboa, de 25 años, y la hija de Reynaldo, Tatiana Arteaga, de 26, fallecieron la noche del viernes 13 en la vía Yaguachi-Milagro cuando, según investigaciones, el chofer de un Chevrolet Grand Vitara invadió el carril contrario y chocó a un bus de la cooperativa Ventanas, que a su vez impactó a un expreso escolar que llevaba a vecinos de la Santiaguito que iban a un retiro espiritual en el cantón Montalvo (Los Ríos).

Luego del doloroso sepelio colectivo el domingo 15, parientes de fallecidos dudaban sobre cómo prestar asistencia a los huérfanos, respecto de su educación o salud emocional, o qué entidad podría prestar ayuda, o preguntándose si eran sujeto de alguna indemnización.

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Reynaldo Arteaga y su esposa, Gregoria Zambrano, ambos adultos mayores, ya asumieron la manutención de sus nietas de 2 años de edad y de 10 meses de nacida. Venerada Agila señaló que su nuera Lady Burgos (34) dejó cinco hijos en la orfandad, de entre 15 y 3 años, al cuidado de su padre, Víctor Apolinario.

“Él quiso irse al colegio. Yo no le dije nada, pero el tío fue a dejarlo”, decía Venerada sobre uno de los cinco hermanos.

Un herido en estado crítico es Isaac Castro (16), nieto de la mujer, y requiere de una reconstrucción del maxilar inferior, entre otros procedimientos. Hay un segundo: Wilmer Reyna (17), “quien no despierta”, señaló un pariente que dijo que aún “no hay deuda”, pero “podría haberla después”. (I)