La vía Guayaquil-Babahoyo estaba cerrada, altamente congestionada. Caía una lluvia intensa y en el sector conocido como Curva de las piladoras, a 1 km de Yaguachi, había un cuadro desgarrador. Estaban un auto Grand Vitara destruido en su totalidad y un bus de la cooperativa Ventanas con su parte frontal incrustada casi hasta la mitad de un bus de expreso escolar, con parte de la carrocería y los asientos desprendidos.

La lluvia lavaba la sangre, pero su caída no acallaba los gritos de los heridos, los de los rescatistas que trataban de extraer los cuerpos de los fallecidos. “Lo más duro era ver los cuerpos mutilados, sacar cadáveres sin brazos, sin piernas, heridos también de gravedad algunos. Lo peor era la fuerte lluvia que dificultaba las labores”, dijo el capitán Kléver Sinchiguano Florencia, de la OIAT de la CTE, a las 00:45 de ayer, cuatro horas después del choque y luego de las tareas de rescate.

A esa hora, el oficial, conmovido, señalaba en el sitio el resultado trágico de 19 muertos y 38 heridos. Una persona más fallecería en la mañana en el hospital del IESS de Milagro.

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En el lugar faltaban ambulancias en un primer momento para trasladar a heridos y también a los muertos. Los fallecidos fueron llevados a la morgue de Milagro, a 15 km del sitio de la tragedia, donde se vivió una madrugada y amanecer dramáticos. Los familiares llegaban desesperados y se abrazaban entre sí buscando consuelo.

Allí, uno de los dos fiscales llamaba a los familiares a la calma y les decía que el proceso iba a demorar, pues no solo debían hacer la autopsia de ley, sino que les descifraba el estado en que quedaron muchos cuerpos al decirles que debían unir partes desmembradas.

“El impacto fue brutal. El expreso quedó casi destrozado y tuvimos que esforzarnos para poder sacar los cadáveres”, contó un vigilante que, pese a estar franco, acudió al lugar del accidente para colaborar.

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Luego de que las grúas removieran lo que quedó de los automotores, el expreso quedó con el techo desprendido. Esa tarea de retiro tomó casi cinco horas a los operadores de las grúas, mientras las ambulancias llevaban a los heridos a hospitales de Milagro y de Guayaquil. (I)