El papa Francisco condenó a los “ídolos” que ofrecen falsas esperanzas, que prometen éxito, poder y riqueza y citó el caso de una mujer que decidió abortar para mantener su belleza.

“Una mujer hermosa orgullosa de su belleza confesó, como si fuera algo natural, que sí, que había abortado porque para ella la apariencia era muy importante”, relató el papa durante la tradicional audiencia de ayer en la sala Pablo VI.

Citando anécdotas de la época en que era obispo de Buenos Aires, el papa argentino condenó “la ideología con pretexto de absoluto, la riqueza, el poder, la vanidad”, dijo.

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“Las ideologías con sus pretensiones de absoluto, las riquezas –y este es un gran ídolo–, el poder y el éxito, la vanidad, con sus ilusiones de eternidad y de omnipotencia, los valores como la belleza física y la salud, cuando se convierten en ídolos a los cuales sacrificar cada cosa, son todas realidades que confunden la mente y el corazón, y en vez de favorecer la vida la conducen a la muerte”, dijo ante cientos de fieles de todas las nacionalidades.

“A veces queremos un Dios que se pliegue a nuestros deseos, y mágicamente intervenga para cambiar la realidad y convertirla en lo que deseamos”, advirtió.

Al igual que sus predecesores, Francisco se opone decididamente al aborto.

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Como parte del jubileo proclamado el año pasado, el papa argentino autorizó a todos los sacerdotes del mundo para que absolvieran durante la confesión a las mujeres que habían abortado, un pecado que a ese momento solo los obispos tenían la autoridad de juzgar.

Según el portal de AciPrensa, el papa Francisco durante su discurso alertó también de que los católicos no están exentos de un riesgo cuando “nos mundanizamos”. “Se necesita permanecer en el mundo, pero defenderse de las ilusiones del mundo”, añadió.

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Por último, invitó a confiar en el Señor porque así “uno se hace como Él, su bendición nos transforma en sus hijos, que comparten su vida”. “La esperanza en Dios nos hace entrar, por así decir, en el radio de acción de su recuerdo, de su memoria que nos bendice”. (I)

Por eso la Sagrada Escritura nos pone en alerta contra las falsas esperanzas que el mundo nos representa, desenmascarando su inutilidad y también mostrando su insensatez.Papa Francisco